No era, pues, permitido repudiar un solo precepto de la doctrina de los apóstoles sin rechazar en aquel punto la doctrina del mismo Jesucristo.
¿Y quién se atreverá a repudiar nuestra propia resolución de declarar la parte oriental de la isla separada de la República de Haití?
Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les enseñaba. 10.2. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: ¿Puede el marido 
repudiar a la mujer? 10.3.
La Biblia (Nuevo Testamento)
El rechazo a desempeñar semejante tarea equivaldría a repudiar el deber revolucionario y es incompatible con la pertenencia a la Internacional Comunista.
En el Evangelio no se habla de divorcio, sino por causa de adulterio; y la ley judaica permitía al marido repudiar entre sus mujeres la que le desagradara, sin especificarla causa: Deuteronomio, cap.
3º “Cada una de las Provincias, se reserva el derecho de aceptar o repudiar dicha Constitución, que piensa formar el Congreso Nacional”.
Casóse con Egilona Matrona muy egemplar, Pero exigente sin duda Y malhumorada asaz: Porque al cabo malamente La tuvo que repudiar Por ser muy parienta suya: Impedimento legal Encontrado á los dos años Despues de matrimoniar.
Hemos apelado a su innato sentido de justicia y magnanimidad, y los hemos conjurado, por los vínculos de nuestro parentesco, a repudiar esas usurpaciones, las cuales interrumpirían inevitablemente nuestras relaciones y correspondencia.
Ítem, que si la dicha saliere con alguna tacha o defecto, a más de los de arriba expresados, se haya de ver por los calificones y personas entendidas en el arte maridón; y si fueran tan graves e insufribles que no se pueda pasar adelante con ellos, la pueda volver y repudiar, queriendo.
Díceles: Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió 
repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así.
La Biblia (Nuevo Testamento)
Mi esposo, el peor de los hombres, me ha abandonado, cuando en él tenía cifrada mi mayor dicha; de todos los seres que sienten y conocen, nosotras las mujeres somos las más desventuradas, porque necesitamos comprar primero un esposo a costa de grandes riquezas y darle el señorío de nuestro cuerpo; y este mal es más grave que el otro, porque corremos el mayor riesgo, exponiéndonos a que sea bueno o malo. No es honesto el divorcio en las mujeres, no es posible repudiar al marido.
En virtud de tales principios, ¿quién se atreverá a repudiar la resolución del pueblo de Les Cayes cuando se sublevó contra Boyer y lo declaró traidor de la patria?