El 9 de julio de 2006, día en que Scott hubiese cumplido 60 años, la placa de la tumba fue robada.. La localidad australiana de Fremantle conmemoró con un repiquetear de campanas el 30º aniversario del fallecimiento de Scott.
La poesía, o mejor el acto poético, consiste en rescatar a ese ser humano para “trastocar la adversidad como presagio / y derrotar a tristeza con la poesía / derramada en la conciencia y el corazón (9); Pero “el aroma de la lluvia es para siempre” (Pág. 17) y persigue en su repiquetear como el mar en las caracolas.
Al aparecer el cura en el altar, al relucir el oro de la casulla nueva y
repiquetear con tirilín argentino la campanilla del acólito, la endemoniada tembló doble, resopló, gimió, barbotó palabras obscuras.
Emilia Pardo Bazán
El día en que no platico con ella, en que no me miro en las niñas de sus ojos, en aquellos dos charranes que Dios le ha puesto en la cara; en que no güelo el olor a nardos y a claveles que le nace en aquella boca suya, que es un cintillo de rubíes; en que no siento el metal de su voz, que es el repiquetear de una campanillita de plata; el día, en fin, que no la veo, ese día me parece a mí que la vía me está poniendo el desahucio y me dan la mar de ganitas de morder y de pelear y de subir a la catedral y desde allí pegar un brinco, u dos brincos, y de meterme en la luna.
Hablábase allí algo de autonomía y pueblo soberano, y de cadenas, y de águila caudal del pensamiento, y de Roma y de Esparta, y del buitre de Prometeo, y mucho de
repiquetear nombres y símiles mitológicos, :::«y aquello de las furias, :::del león ibero y de las tres centurias», y todas esas frases de pirotécnica patriotera que echándolas a granel, sin orden ni concierto, producen, no un puchero ni una algarabía, sino un editorial del veintiocho de julio.
Ricardo Palma
En la timonera, la campana del telégrafo de órdenes comenzó a
repiquetear desesperada-mente, mientras que el buque, extrañamente herido, comenzó a girar suavemente.
Roberto Arlt
Qué ganas de llorar en esta tarde gris! En su repiquetear la lluvia habla de ti... Remordimiento de saber que por mi culpa, nunca, vida, nunca te veré.
Franz Jung describió la atmósfera que había allí de la forma siguientet: «El hombre, que en Berlín, en el cuarto piso de la casa trasera de la calle Nassauischen junto a la puerta abierta está comiendo tras su escritorio, cualquiera puede entrar sin repiquetear a la puerta ni llamar al timbre y hablar con él, mientras lía sus cigarrillos con una pequeña máquina manual.