La señora de la casa en que se hallaba reunida la sociedad que hemos mencionado, estaba sentada a la mesa, cubierta ésta de un opíparo refresco.
¿El calor, la fatiga, acaso te rindieron? Sal a respirar el aire; descansa, agota el
refresco que te prepararon tus compañeras. Estás en poder de un hombre justo, de un dueño que no te hará ningún mal.
Emilia Pardo Bazán
Cuenta Concolorcorbo que un día, y escrita con almagre, apareció en la puerta de la casa arzobispal de Guatemala la siguiente copla: «Regalo cincuenta pesos, con más un
refresco encima, al que a descifrarme acierte las cuatro P P P P de Lima».
Ricardo Palma
Vino la patria, y con ella un empresario patriota y mezquino, que empezó por no dar una peseta para el
refresco del Protector San Martín, y que negó a los criados de éste los despojos del primer toro.
Ricardo Palma
Ahora, en el último tercio del siglo XIX, prometo yo de regalo, no los cincuenta duros y el
refresco del curioso coplero guatemalteco, sino...
Ricardo Palma
Se acompañaba de un instrumento mágico, que parecía una guitarra. Yo estaba sumergido en un delirio de bienaventuranzas. Rechacé todo refresco. El ponche en particular me repugnaba.
El perito se enjugó la frente con un pañuelo a cuadros, como si quisiese demostrar que un
refresco le vendría de perlas, y, así que hubo trasegado el licor germánico con su corona de espuma, refirió el episodio...
Emilia Pardo Bazán
-Ve a decirle que estoy esperándola en mi cuarto. Abre, después, el salón; quema los pebeteros, arregla el piano y prepara el refresco de la noche.
El hijo del rey iba con frecuencia a la alquería al regresar de la caza, donde descansaba con sus acompañantes tomando algún refresco.
Añaden los maldicientes que virrey hubo que no perdonaba función; pero que era enemigo del
refresco, no embargante que los cómicos cumplían religiosamente con entregar los cuartejos consabidos.
Ricardo Palma
Desde Pizarro hasta 1771, toda persona con apariencias de decente, que aspiraba a tomar un
refresco fuera del domicilio, sólo podía hacerlo en los establecimientos destinados para el juego de pelota y bochas.
Ricardo Palma
M., me metí en el galeón dicho Sant Cristóbal, que hacía agua por tres o cuatro partes, e sin otro refrigerio, vino, ni refresco de cosa del mundo, sino sólo con maíz, e hasta cuarenta ovejas en sal, con doscientos hombres, teniendo por delante doscientas e cincuenta leguas de navegación que las habíamos de navegar a la bolina, dando bordos, ganando cada día cuatro o cinco leguas e otros perdiendo al doble, e la navegación muy más mala, atento que corren muy recios sures, y cuanto es de buena yendo desta gobernación para el Perú, tanto es trabajosa de allá para acá.