Una referencia en desarrollo urbano relativa a la disminución de la contaminación atmosférica por combustión de automotores y un pequeño capítulo especial en 42 líneas, cuartilla y media, diríamos los redactores de periódicos y revistas, capitulo en el que el Presidente se dio cuenta de que en el Distrito Federal se han logrado avances en la atención de las necesidades básicas de sus habitantes, destacando las acciones destinadas al abastecimiento y consumo racional del agua, avances en el control efectivo del suelo y regulación de la tenencia de la tierra, el ordenamiento de la vialidad y el transporte, seguridad pública y protección del medio ambiente, acciones de apoyo al abasto de alimentos básicos y programas de apoyo al esparcimiento y el deporte.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales.
En este sentido quiero decir que también hemos impulsado un uso inteligente, algo que está en discusión hoy en todos los organismos multilaterales, en el mundo de la economía y también en el mundo del G-20, hemos hecho un uso racional de las reservas porque consideramos que las reservas, que en nuestro caso son producto del superávit comercial, o sea dólares genuinos, fueran aplicadas al pago de la deuda en lugar de salir al mercado de capitales para tener un endeudamiento con tasas de dos dígitos, mientras de nuestras reservas solamente nos pagaban por año el 0,5% de interés.
En verdad, Sócrates, desde que te conozco he estado encantado de tu carácter, pero jamás tanto como en la presente desgracia, que soportas con tanta dulzura y tranquilidad. Sócrates: Sería cosa poco racional, Critón, que un hombre, a mi edad, temiese la muerte.
Reconoce su estrecha vinculación con el desarrollo económico y social sostenible para hacer más racional la vida humana y asegurar la supervivencia, el bienestar y la seguridad de las generaciones actuales y futuras.
La humanidad se encamina hacia una etapa de triunfo, no sólo de las ciencias positivas, sino de una organización social dirigida por la nueva ciencia “natural”, o “física social” –la sociología-, representativa de la era del saber racional puesto al servicio de la sociedad.
Es más, la solución de problemas en gran número de grandes creadores no fue totalmente producto de la “inteligencia racional”, sino, como señala Guilford y posteriormente constata Howard Gardner, la idea clave radica en la capacidad que despide el pensamiento divergente.
Parece, casi, que la Naturaleza se ha complacido en el caso del hombre en una máxima economía, y que ha medido el equipo animal del hombre con tanta ruinidad, con tan ceñido ajuste a la máxima necesidad de una existencia en germen, como si quisiera que una vez se hubiera levantado el hombre, por fin, desde la más profunda rudeza hasta la máxima destreza, hasta la interna perfección de su pensar y, de ese modo (en la medida en que es posible sobre la tierra), hasta la felicidad, a él le correspondiera todo el mérito y sólo a sí mismo tuviera que agradecérselo; como si le hubiera importado más su propia estimación racional que cualquier bienestar.
Porque no cabe duda que abusa de su libertad con respecto a sus iguales y aunque, como criatura racional, desea enseguida una ley que ponga límites a la libertad de todos, su egoísta inclinación animal le conduce seductivamente allí donde tiene que renunciar a sí mismo.
Estimando que una auténtica cooperación entre los Estados, basada en el examen en común de los problemas económicos internacionales y en la acción conjunta respecto de los mismos, cs esencial para cumplir el deseo de toda la comunidad internacional de lograr un desarrollo justo y racional a nivel mundial...
Y como la Iglesia tiene ab initio y por delegación directa de Dios, el imperio inmaterial sobre las conciencias y estómagos, que en manera alguna pertenecen al individuo, nada más justo y
racional que vede lo malo.
Esteban Echeverría
Me he encogido de hombros a sus espaldas, y he salido más deprimido aún. ¿Para qué ver a los médicos de la empresa si por todo tratamiento
racional me impondrán un régimen de ignorancia?
Horacio Quiroga