Vos ponete a pensar en un chico sentado en su pupitre que dos meses tiene un maestro, cuatro meses tiene otro, cinco meses tiene otro: ningún maestro...
stábamos en la sala de estudio cuando entró el director con su hija, seguido de un «novato» con atuendo pueblerino y de un celador cargado con un gran pupitre.
Aquel lujoso mueble era toda una obra, excogitada y dirigida por el minucioso aristócrata; estaba provisto de grandes ruedas que facilitarían la conducción del enfermo de una parte a otra, articulado por medio de muchos resortes, que permitían darle forma, ora de lecho militar, ora de butaca más o menos trepada; con apoyo, en este último caso para extender la pierna, y con su mesilla, su atril, su
pupitre, su espejo y otros adminículos de quita y pon, admirablemente acondicionados.
Pedro Antonio de Alarcón
Y lo que no comprendes, con los años lo comprenderás. En la tienda hizo sus oraciones, lo inspeccionó todo con el ojo del amo y se instaló detrás de su pupitre.
Que esto es cierto, lo patentiza el hecho de haber, a continuación, sesionado en el propio salón de actos la federación universitaria y de haber firmado mil estudiantes sobre el mismo pupitre rectoral, la declaración de huelga indefinida.
Pero se limpiaba con la mano y permanecía inmóvil con la vista baja. Por la tarde, en el estudio, sacó sus manguitos del pupitre, puso en orden sus cosas, rayó cuidadosamente el papel.
Acaso... Y se instala ante su
pupitre, medio idiotizado, ebrio de pena y tronzado de impotencia. ¿De qué sirven la hombría de bien, la rectitud?
Emilia Pardo Bazán
El piano estaba, en verdad, abierto, y el pupitre sostenía una linda partitura y valses a discreción; pero hallábanse entre nosotros dos hombres de iglesia; y su presencia intimidaba a las chicas, y las impedía entregarse a los compases de Straus y las melodías de Verdi.
Decía don Casto que no el Gobierno, sino los particulares eran los que debían proteger la industria nacional. -¿Que cómo? -declamaba en su oficina, dando un puñetazo, no muy fuerte, al pupitre (en ausencia del oficial)-. ¿Que cómo?
Cuando terminaron con las habitaciones subieron al desván. Allí guardaba ella un pupitre donde estaban cerradas las cartas de Rodolfo.
Que esto es cierto, lo patentiza el hecho de haber, a continuación, sesionado en el propio salón de actos la Federación Universitaria y de haber firmado mil estudiantes sobre el mismo pupitre rectoral, la declaración de huelga indefinida.
Yo avanzaba despacio por la habitación observándolo todo. De pronto, encima de un pupitre me encontré con un cartel escrito en letra grande y que decía: «¡Cuidado con él!