Y no es que fuera un defensor de los pobres que caían victimados por el felino, sino que le encantaba echarse sus bocadillos de iris, pupila y cornea.
¿aguardaremos hasta el último extremo? MELCHTHAL. ¿Qué extremo hemos de temer, cuando la pupila no está ya segura en la órbita? ¿Vivimos, acaso, indefensos?
Allí del galán Tenorio la deslumbrada pupila desmenuzando vacila tanta opulencia oriental, y el agua, la luz, las flores, los naturales primores compiten con los mayores de el oro, el jaspe y coral.
La catedral estaba llena de estatuas, estatuas que, vestidas con luengos y no vistos ropajes, habían descendido de sus huecos y ocupaban todo el ámbito de la iglesia y lo miraban con sus ojos sin
pupila.
Gustavo Adolfo Bécquer
Con que vamos a ver si alegras ese perfil y le das gracias a Dios de lo mucho que yo chanelo y de la mucha pupila con que me echó al mundo mi madre, que esté en gloria, y de que na más que en un doblaillo tengo yo más sabiduría que en to el terno el sabio Salomón y toíta su parentela.
-Pos la Paloma encomenzó a llorar como si estuviera abocaíta a morirse, y en las jieles se vio el Toño pa consolarla, y a los tres o cuatro días le estaba ella pidiendo perdón por sus alegrías de ojos con el de Chiclana, y el de Chiclana, que lo que andaba buscando era un recreo de upa, al ver la que se le venía encima, un día se largó a Ecija con un tío suyo juyéndole al calor, y desde aquel día no se le podía mentar el mozo a la Rosario sin que ésta tuviera que tomarse a escape un contra veneno. -¡Por vía del de la Jalapa, chavó!, eso se llama tener luz en la pupila.
u alma virginal, como a tavés de un tul, sonríe en el cristal de tu pupila azul; y robas la ilusión si bañan su matiz tus ojos con la luz del corazón.
Tenía los ojos grandes y rodeados de un sombrío cerco de pestañas negras, en cuyo fondo brillaba el punto de luz de su ardiente
pupila como una estrella en el cielo de una noche oscura.
Gustavo Adolfo Bécquer
Es más doloroso para este puerto que ante una pupila desinteresada, prevenida a mirarlo estéticamente, su nota más vigorosa y cumplida, la que mejor se prende en la memoria y más sacude la fantasía consiste en unas lanchas boniteras vizcaínas que siempre hay en él surtas.
La Bestia permanece frente a nosotros, y allá, en el fondo sanguinolento de su
pupila pérfida, fosforece el reto y la injuria, mientras sus garras se emergen voluptuosas en cuajarones de sangre libertaria, de sangre que es la nuestra.
Práxedis G. Guerrero
¿Quién diablos mentaba ya ni a la hermosa degollada, ni al loco del hospital? Los bienes de la pupila gozaba el tutor en paz, y si a alguien pertenecían no osaba de ellos hablar.
Del oscuro aposento de Genaro por la estrecha ventana, la claridad temprana penetrando pacífica y tranquila, hirió, cobrando resplandor más claro, del desvelado mozo la pupila.