La ley castiga toda restricción directa o indirecta de los derechos, o, inversamente, el establecimiento de privilegios directos o indirectos de los ciudadanos por razón de la raza y la nacionalidad a que pertenezcan, lo mismo que toda prédica de exclusivismo racial o nacional, o de odio y desdén racial o nacional.
Loor, entre otros; Luis Aníbal Sánchez plantea: “…..El problema máximo, premioso y palpitante, en esta etapa de nuestra historia, es consolidar, a todo trance, nuestro sistema democrático, como base del desarrollo nacional, y ese problema, que es en el fondo un problema de cultura, tiene que ser resuelto, sobre todo, en función del periodismo nacional, a virtud de dos oportunas intervenciones: la que se resuelva en una actitud constantemente avizora del rumbo doctrinario que sigue la República, dentro de la mecánica de los Poderes, y la que se concrete en una intensa labor de prédica cívica...
Habrá un ministerio de culto como hoy y yo pagaré el cura, el ministro y el rabino, a pesar de que no voy a misa, ni a la
prédica ni a la cena.
Anselme Bellegarrigue
Sin bandera programática y con gran pobreza ideológica, por medio del desorden, la violencia, el rencor, el uso de símbolos alarmantes y la prédica de un voluntarismo aventurero, se trató de desquiciar a nuestra sociedad.
No lo sabía. Al término de su prédica la gente lloraba, y el propio cura volvió a la sacristía con los ojos llenos de lágrimas. Y los diáconos vinieron a despojarle de sus paramentos, le quitaron el alba y el cíngulo, el manípulo y la estola, mas el sacerdote seguía inmóvil como en sueños.
Los medios para esto radican en el propio individuo. En cuanto a la colectividad, su prédica es la de siempre: Antiparlamentarismo, acción directa, acción revolucionaria.
Que jamás serán felices ni tendrán un buen porvenir los pueblos que son fácilmente seducidos por la prédica del odio, la venganza o la división.
No sólo en sus intentos revolucionarios sino con la prédica universal del odio y la lucha de clases, y con la exportación de la guerrilla y el terrorismo.
Que estemos atentos y sepamos construir las herramientas y los instrumentos que precisamente sean el antídoto contra estás cosas y expliquémosle a nuestras sociedades –a través de nuestros discursos, a través de nuestra práctica y prédica constante – no tengamos concesiones con aquellos que ven como algo malo que nos unamos en la América del Sur y que muchas veces es propagado por los grandes medios de comunicación; no hagamos concesiones en el sentido de no seguir batallando en esta lucha, que no es solamente económica y política, es profundamente cultural.
La prédica de la Revolución ha sido continua: no queremos permanecer en el ámbito del capitalismo, es indispensable que en Venezuela encarne el socialismo como el ancho y abierto camino hacia la suprema felicidad social.
La lucha contra la religión no puede limitarse ni reducirse a la
prédica ideologica abstracta; hay que vincular esta lucha a la actividad práctica concreta del movimiento de clases, que tiende a eliminar las raíces sociales de la religión.
Lenin
Se preguntará: ¿Como es posible subordinar la propaganda ideológica, la
prédica de ciertas ideas, la lucha contra un enemigo de la cultura y del progreso que persiste desde hace miles de años (es decir, contra la religión) a la lucha de clases, es decir, a la lucha por objetivos prácticos determinados en el terreno económico y político?
Lenin