Yo despierto a los pájaros parleros Y entonan sus melódicos cantares; Me
poso en los floridos limoneros Y derramo una lluvia de azahares.
Rubén Darío
Su madre iba y venía sin hacer ruido, como un pajarillo, siempre de negro, con una sonrisa, que era el poso de las lágrimas de los primeros días de viudez, siempre en la boca y en torno de los ojos escudriñadores.
Momentos después -habiendo sucedido un silencio profundo a la alborotada charla, habiéndoles quitado la sed a todos y revuéltoseles dentro del alma el
poso de la embriaguez triste- se deshizo el grupo y fue descalificado por la escalerilla, al costado del vapor, en demanda de los botes, que aguardaban.
Emilia Pardo Bazán
Sólo espero de los que ignoran, pero no se resignan a ignorar; de los que luchan sin descanso por la verdad y ponen su vida en la lucha misma más que en la victoria. Y lo más de mi labor ha sido siempre inquietar a mis prójimos, removerles el
poso del corazón, angustiarlos, si puedo.
Miguel de Unamuno
Y de esto departían los dos veteranos. Lo que hubiese podido ser y no había sido, les volvía a la superficie del alma, como en líquido revuelto, amargo
poso.
Emilia Pardo Bazán
Cerró los ojos y volvió a soñar aquella casa dulce y tibia, en que la luz entraba por entre las blancas flores bordadas en los visillos. Volvió a ver a su madre, yendo y viniendo sin ruido, siempre de negro, con aquella su sonrisa que era poso de lágrimas.
Fue necesario que «aquélla», la «pícara» se compadeciese, hablase, curase la llaga... Y el acíbar de los celos se mezcló con el viejo
poso de la desesperanza, removido.
Emilia Pardo Bazán
Si Blasillo me perdona los seis o siete años que tengo más que él, y si no forma mala opinión de mí por lo desenvuelta que anduve en el sotillo, y si entiende, como entienden todos en el lugar, que nadie me ha tocado el pelo de la ropa sino mi difunto marido, que buen
poso haya, acudamos al cura para que nos cure y para que sin perderme el respeto, él y yo recobremos el juicio que ambos hemos perdido.
Juan Valera
Porque ¿qué necesidad hay de llamar a los males, que pronto vendrán a hacernos padecer, de pasarlos antes y de desperdiciar el tiempo presente por miedo del futuro? Es sin duda cosa necia sr ya desgraciado por que dentro de poso has de serlo.
Las dimensiones de ellos eran iguales, y en cada uno podía encerrarse holgadamente un talego de a mil. Quirós ponía en algunos toda esta suma, y en los demás la iba proporcionalmente disminuyendo hasta llegar a un
poso.
Ricardo Palma
Algunos se afanaban pescando; otros, cazando patos salvajes; quien se dedicaba a la busca de almejas, cavando pacientemente en la arena; el de más allá hacía diques, para que el agua, al secarse, dejara su poso de sal.
Los tálamos, con la añoranza de los hombres, se llenan de lágrimas; todas las mujeres persas, en la ternura de su duelo, han seguido con nostalgia amorosa el belicoso y valiente esposo, y solas quedan en el yugo.