Enviaba su fotografía, que fue examinada a simple vista y con una lupa, pues aquello era lo bueno de los retratos, que permitían ser examinados con la lente más nítida, y entonces aún se notaba más el parecido. Esto no lo habría podido hacer ningún
pintor, ni los más famosos de los tiempos pretéritos.
Hans Christian Andersen
La verdad es que yo soy hija de la Gaya Ciencia que inspiraba a mi pintor, la ciencia de la felicidad, la filosofía hecha de amor; acaso porque él tenía ese regocijo amoroso que sus manos y sus ojos dieron forma en mí y en otras de sus obras.
oticia del pintor asturiano Juan Carreño de Miranda, 1870 Origen, carácter y juicio crítico de las Cortes de Castilla, 1871 Historia de la Universidad de Oviedo, 1873 Historia de la enseñanza del Derecho Civil español, 1877, 1880 El Príncipe de Asturias.
Di fin a la restauración, quitamos los andamios, el altar lucía como un ascua de oro; y cuando le echaba la última mirada, vino la curiosa comadre a intentar por otra vez hacerse partícipe de mi “secreto”. - Dígameu,
pintor -suplicaba-.
Vicente Blasco Ibáñez
Y el
pintor (así me llamaban), como era entonces un joven alegre y había de marchar en el mismo día, encontró muy oportuno aturdir a aquella impertinente con una absurda leyenda.
Vicente Blasco Ibáñez
Has de atender bien y qué atribuyes a Platón, y no a mí, la dificultad vde entenderlo; pero sin dificultad, no hay sutileza. Hace poco que buscaba la imagen del pintor, el cual, querie3ndo expresar con colores Virgilio, el contemplaba.
Semejantes sujetos, vestidos al modo bizantino, podían ser eunucos, verdugos o sabe Alá qué. Imposible establecer quién era más loco, si el
pintor Silver o la millonaria disfrazada.
Roberto Arlt
Pintor nacido en mi tierra, con el pincel extranjero, pintor que sigues el rumbo de tantos pintores viejos, aunque la Virgen sea blanca, píntame angelitos negros.
El diario radical hace con este motivo un elogio entusiasta de las obras de este desdichado pintor, que ha prostituido su ingenio pintando en disparatadas caricaturas escenas religiosas, tan ofensivas á la moral como al arte.
Si queda un pintor de santos, si queda un pintor de cielos, que haga el cielo de mi tierra, con los tonos de mi pueblo, con su ángel de perla fina, con su ángel de medio pelo, con sus ángeles catires, con sus ángeles morenos, con sus angelitos blancos, con sus angelitos indios, con sus angelitos negros, que vayan comiendo mango por las barriadas del cielo.
El desgraciado pintor Ortego, á quien Dios concedió fácil mano para manejar el lapiz y el pincel, tomando camino opuesto al que siguieron nuestros grandes artistas, hace tiempo que se dedicó á poner en caricatura a las órdenes monásticas, y por este medio se granjeó el aprecio de los liberales.
Pero no dejaba de echar tampoco ojeadas al joven marino, sentado a su lado. Era un amigo de infancia, hijo de un
pintor retratista.
Hans Christian Andersen