Tan graciosa era la afirmación del
petulante pececillo, que el reig se revolcaba con convulsiones de risa, y sus carcajadas, sonoras como ronquidos, hacían hervir el agua.
Vicente Blasco Ibáñez
Erdosain se inclinó sobre la taza de té, y entonces Luciana, que estaba ligeramente sonrosada, correspondió a la sonrisa
petulante de Emilio con una señal, pero éste, que a causa de estar extraordinariamente desdentado no podía hablar sino ceceando mucho, dijo: –Zabez...
Roberto Arlt
Que las peticiones más justas han de sujetarse a las formas, a fin de que la libertad estribe en la ley, y que la ley no penda ni sufra de la petulante licencia, y se distinga la voluntad bien contestada del pueblo de la de los movimientos sediciosos de hombres sin costumbres o mujeres depravadas, que para evitarlos y disipar en la raíz el origen de las inquietudes, no hay medio más probado que la educación.
Bajose del andamio el Sr. López Sánchez, y encarándose con el
petulante le dijo: -Seor bellaco, ¿no tengo cara de obispo? El monigote se deshizo en excusas, y dijo que no había podido pensar que todo un mitrado se ocupase en albañilería.
Ricardo Palma
Ya sabía él que este tormento febril era peligroso, y ni siquiera le halagaba la vanidad como en los días de la petulante juventud.
Ese arbolillo crece no más que para el ave de una cita, que es alma —canto y plumas— de un instante, un pajarillo azul y
petulante que a la hora de la tarde lo visita.
Antonio Machado
Salomón no se negaría a firmar algunas de las sentencias que da, si no vinieran envueltas en cierto limo de ignorancia petulante y pomposa, residuo de criba, producido por el roce secular de los de su raza con los amos de Madrid y de Sevilla, capaz de empañar hasta la luz centelleante de su sentido común nativo.
Blanca cómicamente pensativa, en actitud
petulante de arrobo, con mohín picaresco en la boquita, acentuando los hoyuelos de las mejillas, infladas suavemente las narices, parece que invocara; lanza luégo un suspiro de su pecho, sacude con blandura la cabeza, revuelve en torno la mirada, tiéndela al frente, y, cual si de esos ojos emanase con el candor del ángel la travesura del diablillo, fíjalos en la almohada, y, a la señal de Máximo, principia: "Soy la Princesa Blanca -tú me lo has dicho- De tal tengo los mimos, tengo el capricho; Yo soy un angelito blanco y hermoso; De ángel tengo lo dulce, lo candoroso.
Tomás Carrasquilla
¿Quién hallará palabras Que al caballero amante Consuelen, ó á lo menos Satisfaccion le dén, Cuando en la lengua torpe Del vulgo petulante Prostituido encuentra El nombre de su bien!
A un lacayo y a una mucama, o a un repartidor de leche y una cocinera, les resultaba menos difícil constituir un hogar socialmente respetable, que a una chiquilla respaldada por el
petulante decoro de su familia burguesa y un infeliz cuyo ideal arrancaba de una base burocrática.
Roberto Arlt
Venía hasta nosotros la cabra, refregando su cabeza en nuestras piernas; piaban los pollitos; tímidamente ese acercaban los conejos blancos, con sus largas orejas, sus redondos ojos brillantes y su boca de niña presumida; los patitos, recién sacados, amarillos como yema de huevo, trepaban en un panto de agua; cantaba desde su rincón, entrabado, el “Carmelo”, y el pavo, siempre orgulloso, alharaquero y antipático, hacía por desdeñarnos, mientras los patos, balanceándose como dueñas gordas, hacían, por lo bajo, comentarios, sobre la actitud poco gentil del petulante.
No ha bastado al destino humillarle supeditándole al joven puerto del Musel, tan petulante, con sus grúas aparatosas y sus trasatlánticos, allá enfrente, bajo el cerro tajado.