Las golosinas, las probaba apenas; con alguna, sin embargo, se encaprichaba, y era un arma de doble filo, porque le alteraba el estómago, y como el ejercicio y el movimiento no contrastaban los efectos de la glotonería infantil, las indigestiones ponían su vida en
peligro.
Emilia Pardo Bazán
¡Me río pensando en lo muy feo que va usted a estar con los anteojos ahumados. -¡Mejor que mejor! ¡Así se librará usted del
peligro de enamorarse de mí! -respondió furiosamente el Capitán.
Pedro Antonio de Alarcón
Para determinar la cuantía de la sanción que proceda, se atenderá a la valoración conjunta de las siguientes circunstancias: a) Gravedad de la infracción en orden al posible peligro para la seguridad de las personas o las cosas.
Al enterarse, por conversaciones de sacristía, del
peligro que los de su profesión corrían con Pepona, el curita sonrió y dijo suavemente, con cierta ironía delicada: -¿A qué ponderan?
Emilia Pardo Bazán
¡Que Rosa vaya, y le haga venir! Todo es asunto de un momento, y sin que en ello se corra ningún
peligro... En esto sonó un tiro muy próximo, al que siguieron cuatro o seis, disparados a un tiempo a mayor distancia.
Pedro Antonio de Alarcón
-El tiro que sonó primero -prosiguió diciendo la llamada Angustias-, y a que han contestado las tropas de la Puerta del Sol, debió de dispararlo desde la buhardílla del número 19 un hombre muy feo, a quien estoy viendo volver a cargar el trabuco... Las balas, por consiguiente, pasan ahora muy altas, y no hay
peligro alguno en atravesar nuestra calle.
Pedro Antonio de Alarcón
-dijo al mismo tiempo Angustias con suavidad, aunque con enojo-. Su vida correrá mucho
peligro, si no guarda usted silencio o si no permanece inmóvil.
Pedro Antonio de Alarcón
Porque si hay alguien de quien un amante no quisiera ser visto arrojando al suelo sus armas o abandonando sus filas, es el que ama; preferiría morir mil veces antes que abandonar en el peligro a su bienamado y dejarle sin auxilio, porque no hay hombre tan cobarde a quien Amor no infunda el mayor valor y no lo convierta en un héroe.
Artículo 23- En caso de conmoción interior o de ataque exterior que pongan en peligro el ejercicio de esta Constitución y de las autoridades creada por ella, se declarará en estado de sitio la provincia o territorio en donde exista la perturbación del orden, quedando suspensas allí las garantías constitucionales.
No pueden celebrar tratados parciales de carácter político; ni expedir leyes sobre comercio, o navegación interior o exterior; ni establecer aduanas provinciales; ni acuñar moneda; ni establecer bancos con facultad de emitir billetes, sin autorización del Congreso Federal; ni dictar los códigos Civil, Comercial, Penal y de Minería, después de que el Congreso los haya sancionado; ni dictar especialmente leyes sobre ciudadanía y naturalización, bancarrotas, falsificación de moneda o documentos del Estado; ni establecer derechos de tonelaje; ni armar buques de guerra o levantar ejércitos, salvo en el caso de invasión exterior o de un peligro tan inminente que no admita dilación dando luego cuenta al Gobierno Federal; ni nombrar o recibir agentes extranjeros.
Al llamado del deber, mi vida es un tributo que jamás he negado á la patria en peligro; mi pobre patrimonio, debido á la gratitud de mis conciudadanos, medianamente mejorado con mi trabajo personal, cuanto valgo por mis escasas dotes, todo lo consagro desde este momento á la causa del pueblo.
Todo parece indicar que la paz, esa paz precaria a la que se ha dado tal nombre, sólo porque no se ha producido ninguna conflagración de carácter mundial, está otra vez en peligro de romperse ante cualquier paso irreversible e inaceptable, dado por los norteamericanos.