Pero era en las horas de sol, en aquel mar de cristal azul, viendo allá bajo, a través de fantástica transparencia, las rocas amarillas con sus hierbajos puntiagudos como ramos de coral verde, las conchas de color rosa, las estrellas de nácar, las flores luminosas de pétalos carnosos estremeciéndose al ser rozados por el vientre de plata de los peces; y ahora estaba en un mar de tinta, perdido en la oscuridad, agobiado por sus ropas, teniendo bajo sus pies ¡quién sabe cuántos barcos destrozados, cuántos cadáveres descarnados por los peces feroces! Y estremecíase al contacto de su mojado pantalón, creyendo sentir el rozamiento de agudos dientes.
Es la tercera vez que, frente a sus ojos, pasa ese mendigo, desnudo casi, montado en un borriquillo que apenas se puede mantener en pie. El mendigo tiene la cabeza arrollada en un trapo, y los restos de un
pantalón, y el pecho desnudo.
Roberto Arlt
Treparon a aquel unos cuantos miembros de la comparsa-vestidos a la usanza nacional de boina y faja roja, y camisa, pantalón y alpargatas blancas-y luego de afirmar un alto mástil en medio del tablado, al son de tambores y “CHISTUS” bailaron –como danza de ritual-siguiendo el acompasado ritmo de su monótona música el milenario “CINTA-DANTZA” que el público congregado aplaudió en entusiasmo delirante.
—A mi parecer bien. Les hemos tumbado siete a los del pantalón encarnado. Los esperamos ocultos en un ribazo del camino: Venían muy descuidados cantando ...
¡Basta, por Dios, de leer! Deje usted tranquilos ya a Cicerón y a Volter, y póngase usté a coser el
pantalón de papá. ¿Piensa usté hallar su destino en un clásico latino o en Newton...
Vital Aza
Todo parecía dormir a la luminosa caricia de la luna, cuando escalando ágil la cañada se destacó a espaldas del lagar la silueta garrida de Toño el de Carambuco, un zagal de no más de veinte años, fuerte, elástico, cenceño, de semblante atezado, de ojos de fiero y franco mirar, de labios gruesos y de pelo bravío; pantalón de pana, rojo ceñidor, recios zapatones de baqueta, blanca camisa, amplio pañuelo azul a guisa de corbata; al hombro, la chaqueta de paño burdo, y en la mano, la indispensable escopeta.
Resbaló y cayó al bolsillo del
pantalón, y cuando, a la noche, fue sacado de él el monedero, nuestro chelín se quedó donde estaba y fue a parar al vestíbulo con las prendas de vestir; allí se cayó al suelo, sin que nadie lo oyera ni lo viese.
Hans Christian Andersen
El hijo del jardinero y uno de sus amiguitos estaban en el invernadero, y al ver al insecto quisieron divertirse con él. Envuelto en una hoja de vid, fue a parar a un caliente bolsillo del
pantalón.
Hans Christian Andersen
Detrás de las mesitas no solía haber gente joven; la mayoría eran solterones, los cuales no creáis que fueran con peluca o gorro de dormir,
pantalón de felpa, y chaleco y chaqueta abrochados hasta el cuello, no; aunque ésta era, en efecto, la indumentaria del bisabuelo de nuestro bisabuelo, y así lo vemos retratado.
Hans Christian Andersen
Casaca corta, forro pantalón, y botín de paño azul turquí: chaleco, solapas y cuello de grana, siete ojales largos en la solapa, y tres en la vuelta figurados con seda del mismo color, vivos celestes: en los faldones flores de lis, y en el cuello ojal y botón: gorra de suela charolada con escudo de metal, espada recta, porta espada de ante, cabos de oro.
Efectivamente, a los dos minutos salió la nariz. Vestía uniforme bordado en oro, de cuello alto, y pantalón de gamuza y llevaba la espada al costado.
Casaca corta, pantalón y botines de paño azul turquí, chaleco, solapas, bocas y cuellos de grana, vivos blancos, forro azul. Siete ojales largos en la solapa, y uno en el cuello figurándolos con seda del propio color de la grana.