Sí sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces. - ¿Qué quieres decir con eso? - preguntó la Oruga con severidad-. ¡A ver si te aclaras contigo misma!
9 Os herí con viento solano y oruga; vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares comió la langosta: pero nunca os tornasteis á mí, dice Jehová.
Comprendo que un gastrónomo coma tronchos de repollo antes que dejar hambriento su estómago; pero no concibo que una mujer sin amor de ley apechugue con un pollo, como no concibo que una flor, por no tener un seno en que ostentarse, anhele los besos de un caracol o los mordiscos de una oruga.
Se puso de puntillas, y miró por encima del borde de la seta, y sus ojos se encontraron de inmediato con los ojos de una gran oruga azul, que estaba sentada encima de la seta con los brazos cruzados, fumando tranquilamente una larga pipa y sin prestar la menor atención a Alicia ni a ninguna otra cosa.
¡Ni siquiera hay estercolero! Prosiguió su camino y llegó a la sombra de un alhelí, por el que trepaba una
oruga. -¡Qué hermoso es el mundo!
Hans Christian Andersen
Un pensador Filósofo decía: «El jardín adornado de mil flores, Y diferentes árboles mayores, Con su fruta sabrosa enriquecidos, Tal vez entretejidos Con la frondosa vid que se derrama Por una y otra rama, Mostrando a todos lados Las peras y racimos desgajados, Es cosa destinada solamente Para que la disfruten libremente La
oruga, el caracol, la mariposa: No se persuaden ellos otra cosa.
Félix María Samaniego
Va por la calle deseando que alguien le tropiece, y cuando no lo hace nadie, tropieza él a alguno; su honor entonces está comprometido, y hay de fijo un desafío; si éste acaba mal, y si mete ruido, en aquel mismo punto empieza a tomar importancia, y entrando en otra casta, como la
oruga que se torna mariposa, deja de ser calavera lampiño.
Mariano José de Larra
Sus oyentes guardaron un silencio completo hasta que llegó el momento en que le había recitado a la Oruga el poema aquél de "Has envejecido, Padre Guillermo..." que en realidad le había salido muy distinto de lo que era.
- Temo que no podré explicarlo con más claridad - insistió Alicia con voz amable-, porque para empezar ni siquíera lo entiendo yo misma, y eso de cambiar tantas veces de estatura en un solo día resulta bastante desconcertante. - No resulta nada - replicó la Oruga.
- Bueno, quizás usled no haya sentido hasta ahora nada parecido - dijo Alicia-, pero cuando se convierta en crisálida, cosa que ocurrirá cualquier día, y después en mariposa, me parece que todo le parecerá un poco raro, ¿no cree? - Ni pizca - declaró la Oruga.
Las doce horas de trabajo no tienen para él sentido alguno en cuanto a tejer, hilar, taladrar, etc., sino solamente como medio para ganar el dinero que le permite sentarse a la mesa o en el banco de la taberna y meterse en la cama. Si el gusano de seda hilase para ganarse el sustento como oruga, sería un auténtico obrero asalariado.
- Bueno, quizá los sentimientos de usted sean distintos a los míos, porque le aseguro que a mi me parecería muy raro. - ¡A ti! - dijo la Oruga con desprecio-. ¿Quién eres tú?