A fe, la del
olivo de la paloma de Noé. P. Pensador En su mente, el pensador mueve todo el mundo, desde lo más alto hasta lo más profundo.
Hans Christian Andersen
A las dos de la mañana hízose un escrutinio, y entre los que esperaban á la puerta, corrió la voz de que el padre Paz había salido vencedor. Sus partidarios atronaron el claustro can- tando : De Sevilla fué el olivo primero que vino acá.
Se considerará, asimismo, como pequeña propiedad, la superficie que no exceda por individuo de ciento cincuenta hectáreas cuando las tierras se dediquen al cultivo de algodón, si reciben riego; y de trescientas, cuando se destinen al cultivo del plátano, caña de azúcar, café, henequén, hule, palma, vid, olivo, quina, vainilla, cacao, agave, nopal o árboles frutales.
Las indias, mujeres de los camaroneros, eran las encargadas de vender el artículo; pero de pronto las expendedoras de pescado, no obstante tener sitio señalado en la acera fronteriza al de las camaroneras, empezaron a invadir el terreno de éstas, surgiendo de aquí frecuentes peloteras y teniendo siempre que acudir gente de justicia para que el
olivo de la paz diese fruto de aceitunas.
Ricardo Palma
Cual frondoso
olivo que, plantado por el labrador en un lugar solitario donde abunda el agua, crece hermoso, es mecido por vientos de toda clase y se cubre de blancas flores; y viniendo de repente el huracán, lo arranca de la tierra y lo tiende en el suelo; así Menelao Atrida dio muerte a Euforbo, hijo de Panto y hábil lancero, y en seguida comenzó a quitarle la armadura.
Homero
17 Que si algunas ramas fueron desgajadas, mientras tú -
olivo silvestre - fuiste injertado entre ellas, hecho participe con ellas de la raíz y de la savia del
olivo, 18 no te engrías contra las ramas.
La Biblia (Nuevo Testamento)
El industrioso ciudadano el ramo de
olivo venere; que tenga sus armas listas, no para inhumanas conquistas, mas para defender su tierra donde por la patria se muere.
Rubén Darío
-«¡Cruz! ¡Cruz!» -le respondió una triste voz entre las ramas del olivo silvestre. El niño reconoció con alborozo al ermitaño de que había hecho mención la golondrina, y le dijo en la lengua de los pájaros: -Pobrecito mochuelo, te suplico que me ampares y que me guíes, puesto que vengo en busca del «Pájaro de la Verdad», y antes tengo que llevar a la bruja de la torre «el agua de los muchos colores».
El señor de Peyrehorade nos dijo a Jean Coll y a mí hace quince días que tiráramos un viejo olivo que se heló el año pasado, que fue muy mal año, como usted sabe.
Al atravesar los rieles del ferrocarril, en la estación de El Barranco, vimos bajo de un olivo, sentadas en el suelo dos personas que llamaron dolorosamente nuestra atención.
Para mayor regalo y deleite, decidió entonces la mujer encender un buen fuego. Fue al corral y trajo algunos palos de
olivo, sarmientos y pasta de orujo.
Juan Valera
Iba muy sí señor y muy en ello a pisar el umbral, cuando de improviso y como mordido de víbora dio un brinco hasta la pared del frente. Había tropezado en el quicio de la puerta con una ramita de
olivo, bendecida por el cura el Domingo de Ramos.
Ricardo Palma