La naturaleza estaba vacía y solemnemente muda; ni un soplo de aire agitaba las hojas; el mismo regato, tan cantador y vivo, los pardillos y gorriones inquietos, dijérase que callaban y se adormían inmóviles. Allá, a lo lejos, un jirón de
niebla, deshilachado suavemente por el sol, flotaba, engarzándose en los riscos de Penamoura.
Emilia Pardo Bazán
Partiendo de allí, envueltas en densa niebla marchan al abrigo de la noche, lanzando al viento su maravillosa voz, con himnos a Zeus portador de la égida, a la augusta Hera argiva calzada con doradas sandalias, a la hija de Zeus portador de la égida, Atenea de ojos glaucos, a Febo Apolo y a la asaeteadora Ártemis, a Poseidón que abarca y sacude la tierra, a la venerable Temis, a Afrodita de ojos vivos, a Hebe de áurea corona, a la bella Dione a Eos al alto Helios y a la brillante Selene, a Leto, a Jápeto, a Cronos de retorcida mente, a Gea, al espacioso Océano, a la negra Noche y a la restante estirpe sagrada de sempiternos Inmortales.
Una niebla tenue, espectral, a lo largo del agua, le inspiró miedo y repugnancia; en lugar de atravesar el arroyo por segunda vez en la dirección en que había venido, le dio la espalda y avanzó hacia el bosque sombrío que lo cercaba.
Más allá de los árboles, del otro lado del arroyo, ahora el fuego se reflejaba sobre la tierra desde lo alto de su bóveda de humo y bañaba todo el paisaje, transformando en vapor dorado la línea sinuosa de la niebla.
Ella es firme y suave, Llena de cielo y mansa. Ella es niebla y es rosa De 1a eterna mañana. Miel de luna que fluye De estrellas enterradas.
Por fortuna, cuando la niebla se hizo menos densa, una vasta luz iluminó el islote; parecía una salida que conducía a tierra firme.
Dime: ¿Bajo la nada de los cielos, alguna noche la tormenta impía cayó sobre el juncal, y entre los velos de la niebla, sin vida tus polluelos flotaron sobre el agua al otro día?
Pero la situación podía tornarse muy crítica si esperaba a que el animal entrara, y encendiendo la lámpara descolgué la escopeta. Levanté de lado la arpillera de la puerta, y no vi más que el negro triángulo de la profunda
niebla de afuera.
Horacio Quiroga
Con la verdad en el pecho, vuela en busca del país de la verdad». El hermano mayor no se había acostado aún; asomado a la ventana, contemplaba cómo la
niebla se levantaba de los prados.
Hans Christian Andersen
Las doncellas elfas bailaban ya en el cerro, cubiertas de velos, y lo hacían con tejidos de
niebla y luz de la luna, de un gran efecto para los aficionados a estas cosas.
Hans Christian Andersen
Enid y yo ocupamos ahora, en la
niebla invisible de lo incorpóreo, el sitio privilegiado de acecho que fue toda la fuerza de Wyoming en el drama anterior.
Horacio Quiroga
Hay, creo, otros pueblos que habitan otras partes que nos son desconocidas, porque por todas partes en la Tierra hay cavidades de toda clase de tamaños y de figuras en las que el agua, el aire y la niebla se han reunido.