Y entonces, poniéndome de pie, me acerqué a Gan e intenté pasarle la mano por la cabeza; pero Gan se retiró velozmente, y encogiendo el labio superior se quedó mostrándome los dientes como una fiera que quiere
morder.
Roberto Arlt
El puñal de Rahutia se había clavado en su pecho, quiso gritar, pero únicamente pudo
morder la palma de aquella mano ardiente y perfumada que le amordazaba.
Roberto Arlt
Lo único que recuerdo es que en aquel momento experimenté un placer vertiginoso en degradar mi dignidad humana. Además, sentía un deseo tan violento de
morder, que creo que hubiera terminado por despedazar a Gan.
Roberto Arlt
El primo Guillermo desgarró la orquídea de su tronco, y con la misma desesperación de quien devora sus propias entrañas comenzó a
morder y tragarse el suntuoso tejido de la flor.
Roberto Arlt
Del primer resoplido, al morder el helado, fue éste con la copa hasta la mesa inmediata; y como el que ha tragado polvos de salvadera, Seturas escupía, se sonaba las narices y gritaba pidiendo agua, empeñado el iluso en que aquello abrasaba; y, por último, comenzó a estornudar...
-Pues no veo las condiciones -arguyó despechada Jacinta, mordiéndose los labios, en vez de
morder la rebanada de piña que embalsamaba su plato.
Emilia Pardo Bazán
Cuando acababa de
morder las ondulaciones laterales el último peinecillo de estrás, sonreía satisfecha, alisando reiteradamente, con la mano larga y primorosa, el capilar edificio.
Emilia Pardo Bazán
El que asesina sacerdote o le saca sangre por mal, está condenado en vida: queda, ahí mismo, poseído del demonio, y echa a
morder que ni perro rabioso, hasta que muere de la rabia.
Tomás Carrasquilla
Ora me revolcaba dándome de calabazadas contra todo lo que topaba; ora estallaba en furibundos alaridos acompañados de lagrimones, cuando no me daba por aventar las cosas o por
morder.
Tomás Carrasquilla
La segunda: en las personas que van intensamente purgando sus peccados, y en el servicio de Dios nuestro Señor de bien en mejor subiendo, es el contrario modo que en la primera regla; porque entonces propio es del mal espíritu morder, tristar y poner impedimentos inquietando con falsas razones, para que no pase adelante; y propio del bueno dar ánimo y fuerzas, consolaciones, lágrimas, inspiraciones y quietud, facilitando y quitando todos impedimentos, para que en el bien obrar proceda adelante.
Víctima del calavera fue, entre otras, la bellísima Irene, tenida hasta el momento en que sucumbió a la tentación de
morder la manzana por honestísima y esquiva doncella.
Ricardo Palma
¿No les ves?-dijo, y empezó a
morder la silla y a dar vueltas alrededor y gemir: -Velos qué sin piedad van midiendo a descompasadas culpas eternas penas.
Francisco de Quevedo