Me encontraba tumbado en medio de mi habitación, el cuerpo en la alfombra, la cabeza apoyada en el sillón, y De Jacquels, vestido de gala bajo una túnica de monje daba órdenes a mi atolondrado ayuda de cámara, mientras las dos velas encendidas, llegado su fin, hacían estallar sus arandelas y me despertaban...
Y un monje reverendo De edad provecta y elocuencia suma (192) La fúnebre oracion tomó á su cargo, En que saliera voluntad poniendo Obra maestra de su docta pluma.
¡Qué impura amalgama, de gente y colores, de tocas y flores, del claustro y el siglo, fatal confección! El monje a la dama se lleva volteando va Vesta abrazando a un fiero vestiglo que espanta el salón.
Como un novicio dócil, audaz como un marino, sumiso como un mártir, altivo como un rey, creyente sincerísimo, de buena fe cristiano y alerta siempre y siervo tenaz de su deber, para cumplir su sino, para alcanzar su empresa y en sus tribulaciones para encontrar sostén, buscó en la cruz amparo y pan pidió al convento; consejo pidió al monje, se confesó con él, con firme fe en sí mismo y en Dios con la esperanza, ceder no quiso un ápice ni paso atrás volver.
A todo esto, los sacerdotes colocaron el cadáver del sastrecillo sobre los maderos regados de aceite y un 
monje encendió la pira.
Roberto Arlt
En menos de media hora me había explicado mucho de lo que antes no me había dado cuenta. Sentí deseos de besarle la mano al despedirme, y en la calle repetía: El hábito no hace al monje.
Hay no lejos de aquí un archiduque austríaco que las pomas de Ceres y las uvas de Baco cultiva, en un retiro archiducal y egregio. Hospeda como un 
monje y el hospedaje es regio.
Rubén Darío
Llegué a la Corte de Estella, huyendo disfrazado con los hábitos ahorcados en la cocina de una granja por un monje contemplativo, para echarse al campo por Don Carlos VIL Las campanas de San Juan tocaban anunciando la misa del Rey, y quise oírla todavía con el polvo del camino, en acción de gracias por haber salvado la vida.
¿Qué es más el hombre al morir, por mucho que haya trabajado en vida, que gigante que ha vivido condenado a tejer cestos de monje y fabricar nidillos de jilguero?
En el mesón del Monje, que estaba al principio de la calle de San Francisco, monté sobre un macho cargado de azúcar y campeche, después de haber recibido la bendición de mi señor padre que me contemplaba con sereno rostro, aunque con el alma acongojada por la idea de separarse de mí.
En la sacristía se encerraron los dos religiosos, el fraile y el 
monje -porque el visitador era bernardo, y capuchino el confesor-.
Emilia Pardo Bazán
Pero se fue, en lo oscuro de la noche, al monte, a pensar en la vida, que tenía tanta pena, a vivir sin deseos y sin mancha, a decir sus pensamientos a los que se los querían oír, a pedir limosna para los pobres, como el 
monje.
José Martí