Por la tarde los jóvenes y niños celebran la Pascua. Es costumbre salir al campo o al “Cabezo” a merendar. Obligatorio las monas con huevo.
En Alemania, se consume mucho café, y no sólo para desayunar, sino también para merendar, en lo que se denomina café con pasteles (es una expresión fija: «Kaffee und Kuchen»).
En muchos de los pueblos que se celebra, la tradición es salir al campo a comer o merendar, siendo lo tradicional comer carne antes de la llegada del carnaval.
El día de la Ereta (Semana Santa): La tradición marca que cada Lunes de Pascua, en el lugar donde el alcalde decidía, se colocaban los tenderetes del turrón y los novios acostumbraban a merendar juntos.
Ese día, conocido con el nombre de basokoipetsu o txitxiburduntxi, se solía acudir al campo con los amigos o familia a merendar a base de chorizo y otros productos de la matanza asados en una hoguera.
Día de "jueves lardero": en esta celebración todos los cerveranos salen de sus casa para ir a merendar la tradicional tortilla de chorizo a el mirador denominado "la caseta" al parque de San Gil o el antiguo campo de fútbol.
Es tradicional en este pueblo, que el día primero de noviembre los niños y jóvenes vayan de excursión a la Dehesa Boyal a merendar "Los Santos", que consisten en una bolsa con frutos del tiempo: nueces, higos pasados, castañas membrillos y granadas.
Las bodegas, excavadas en las profundidades de estas tierras desde tiempos inmemoriales, son usadas por las familias para merendar, para abrigarse del frío en los duros inviernos y resguardarse de los calores del verano.
En todo Jueves Lardero que se precie no pueden faltar las "hojuelas" (llamadas "tortas" en otros lares manchegos) para merendar, que algunos acompañaban con chocolate.
De tono similar, pero quizá con mayor contenido argumental, son los dos conservados en la Dulwich Picture Gallery: Invitación al juego de pelota a pala, que refleja las dudas del niño enviado a hacer algún recado cuando otro, de aspecto pícaro, le invita a participar en el juego, y el llamado Tres muchachos o Dos golfillos y un negrito, cuya leve anécdota permite al pintor confrontar diversas reacciones psicológicas ante un hecho inesperado: un niño negro con un cántaro al hombro, en el que Murillo podría haber retratado a Juan, su esclavo, nacido en 1657, llega hasta donde se encuentran otros dos muchachos dispuestos a merendar y con gesto amable les pide un pedazo de la tarta que van a comer...
La señá Nicolasa se mostró a la vuelta más entonada y seria que a la ida. Al
merendar en el sotillo, a la margen del arroyo que promediaba el camino, habló poco.
Juan Valera
Doctor Mirabel Unos coleópteros curiosísimos. Escolástico Pues allí nos espera la gente para merendar. Doctor Mirabel ¡Santa palabra!