Osté no sabe na de eso; eso pa enterarse una miajilla tan siquiera sa menester emplear un día por lo menos en mirar ea una de sus faiciones, como que tiée unos ojos azules que a los mismísimos serafines se les podían engarzar en la cara, y una nariz que es un piñón, y una boca que cuando se sonríe yo me queo tonto, pero que tonto, mirándola; y una mata de pelo y un mo de platicar...
Friolenta, cubrió con un oscuro chal su seno, egregio exilio de muchos agasajos; y admiré a la mujer de los párpados bajos, esfinge cruel y aciaga, pesadilla fatal. Mata a los niños sólo con su mirada atroz y sobrevive a todo aquello que destruye.
Mejor se puede disculpar el que se muere de miedo que el que de miedo se mata, porque allí obra su culpa la naturaleza, y en éste, con delito y culpa, el discurso apocado y vil.
¡Qué mal atenta, y cuán desacordada es la hora postrera de los tiranos! Todos o los más acaban diciendo requiebros a quien los mata.
Lo mató como
mata el cultivador, para el bienestar de los humanos, los terrenos baldíos; como destruye el hacha civilizadora los inútiles matorrales; como el espíritu de los tiempos modernos aplasta los últimos vestigios del pasado, sonrientes tal vez y seductores al través de los siglos, pero nocivos y fatales pesos muertos que dificultan nuestra marcha.
Vicente Blasco Ibáñez
Al contacto leve de tus manos buenas se cura la angustia, se mata las penas, y nos nacen alas en el corazón Muchos compadecen a los que te amamos, los pobres no saben por qué te buscamos y por qué es tu culto nuestro único amor.
No es cuestión de resolver el problema... La burocracia mata el espíritu revolucionario. La Revolución necesita sus grandes reservas de valores.
Desde el día 6 la lucha siguió hasta hoy con más ó menos violencia por la marina brasilera, que arrojaba sobre esta ciudad sus granadas y balas como el asesino mata alevosamente, contando con la impunidad de su crimen, como el cobarde que hiere a traición; pero la salida que hicieron hoy parte do las fuerzas de la Defensa, encomendada por mí al valiente Coronel Piriz, dio un término glorioso a esta situación, arrojando a balazos y bayonetazos lejos de Paysandú a más de 600 traidores y cobardes brasileros, que aún se conservaban a nuestro frente.
Arruinan a un monarca los consejeros malos, y culpan a la fortuna; y los unos y los otros son homicidas pagados. Mata el médico al enfermo con lo que le receta para que sane: destruye el consejero al señor con lo que le persuade para que acierte.
No es éste el único aspecto en que difieren la colonización española y la inglesa. Mientras que el inglés expulsa al natural, mata al indígena, el español trata de atraerlo y asimilarlo, incorporarlo a España.
Tanta sed tiene el cuchillo de la sangre del propio matador, como de la sangre del que mata: bien pudiera decir que tiene más sed y más justa.
Comentaron las fuerzas vengadoras y al ver una caña doble de maíz, exclamaron: -¡Allí está! Qué casualidad que es la única mata doble de toda esta milpa.