Don Carlos las escuchaba en pie, rodeado de su séquito, vuelto el rostro hacia el fraile predicador. Doña Margarita y sus damas permanecían arrodilladas.
Perseguido por el Virrey, se interna en el Perú y hace una expedición extraordinaria por el Río Amazonas, el Negro y el Orinoco; cruzando Venezuela sale a la Isla Margarita.
Elogio de Vaca de Castro Exequias de la Reina Doña Margarita de Austria, muerta el 3 de octubre de 1611 = Historia de la guerra entre turcos y persianos, escrita por Iuan Tomas de Minadoy ...
Y continúa: “ Los corsarios armados por M. Joli con bandera de Venezuela han represado y conducido a Margarita algunas presas hechas por los del General Artigas.
Mas niñerías aparte, Puesto que vuelvo a encontrarte, Di, niña, ¿cómo te va? -Bien, ¿y a vos? -Famosamente. -¿Y Margarita? -No sé, ¡Vive Cristo!, ni quién fue La tal mujer. -Bravamente.
Casi inconscientemente, le dije a Fray Ambrosio: —¿La Duquesa vive siempre en Estella? —Es dama de la Reina Doña Margarita... Pero jamás sale de su palacio si no es para oír misa.
La periodista Margarita Betanzos, de Radio Fórmula: con referencia a lo del gabinete presidencial, en los últimos días se ha hablado, se ha rumorado mucho de que va a haber cambios en él.
Las damas que hacían corte a la señora, eran tres: Doña Juana Pacheco, Doña Manuela Ozores y María Antonieta Volfani: Yo sentía sobre mí, como amoroso imán, los ojos de la Volfani, desde que había entrado en la saleta: Aprovechando el silencio se levantó, y vino con una interrogación al lado de Doña Margarita: —¿La Señora quiere que vaya en busca de los Príncipes?
MARGARITA ¡Calla! Es verdad que lo estaba. DON JUAN ¡Y sin los frescos matices de un rostro tan joven! MARGARITA ¡Vaya! DON JUAN Y ojerosa, y ¿no os hicisteis cargo de lo mal que la iban aquellos mil arrequives, de tocas y de sayales.
Desde la puerta corrieron hacia ella, colgándosele del cuello y besándola. Doña Margarita les dijo con una graciosa severidad: —¿Quién ha sabido mejor sus lecciones?
Estamos rodeados de traidores, Bradomín. Doña Margarita calló un momento. Al pronunciar las últimas palabras, habíase empañado su voz de plata, y creí que iba a romperse en un sollozo.
Y Manuel de Morillo pidió solar para sí y para Catalina de Cervantes; y para Luisa de Cervantes; y Francisco de Cervantes; y para Don Bartolo de Sea; y para Francisco Serrato; y para Doña Claudia del Castillo; y para Doña Margarita del Castillo; y para Juan Núñez; y para Joseph Serrato; y para Andrés Núñez; y para Juana Bernal; y para Joseph Bernal; y para Pedro Bernal; y para Juan de Carranza; y para Cristóbal de Carranza, (y para Cristóbal de Carranza); y para Toribio Serrato.