maniático

maniático, a

adj./ s. Que tiene una afición desmedida por una cosa no seas tan maniático con la limpieza.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

maniático, -ca

 
adj.-s. Que tiene manías.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

maniático, -ca

(ma'njatiko, -ka)
abreviación
persona que no tiene equilibrio mental una mujer maniática
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

maniático

, maniática
adjetivo y nombre masculino y femenino
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

maniático:

lunáticoexcéntrico, neurasténico, obseso, paranoico,
Traducciones

maniático

eccentric, fussy

maniático

fissato, maniaco, schizzinoso

maniático

Maniac

maniático

Maniac

maniático

маньяк

maniático

Maniac

maniático

Maniac

maniático

Maniac

maniático

Maniac

maniático

Maniac

maniático

מניאק

maniático

Maniac

maniático

/a
A. ADJ
1. (= con manías) → maniac, maniacal; (= fanático) → fanatical; (= obsesionado) → obsessive
2. (= loco) → crazy; (= excéntrico) → eccentric, cranky; (= delicado) → fussy
3. (= terco) → stubborn
B. SM/F (= obsesionado) → maniac; (= fanático) → fanatic; (= excéntrico) → crank
sólo piensa en no pisar las rayas de las aceras, es un maniáticohis only concern is not to step on the lines on the pavement, he's obsessed
maniático de la ecologíaecology fanatic, ecology freak
es un maniático de la puntuaciónhe is obsessive about punctuation
es un maniático del fútbolhe's football-crazy
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
References in classic literature
¿Por qué no?» Y empezó a mirarle con antipatía. Notó que tenía mal genio, que era un egoísta y maniático por el afán de imposibles comodidades.
Lo que distinguía a Broth, es decir, al condiscípulo que me dio la idea primera del soñador, era su manera curlosísima de ver las cosas más triviales. Fantaseaba, como un maniático inventor combina.
Vistos al través de sus anteojos negros, juzgados de acuerdo con su canon estético, es Rosetti un idiota, Swinburne un degenerado superior, Verlaine, un medroso degenerado, de cráneo asimétrico y cara mongoloide, vagabundo, impulsivo y dipsómano; Tolstoy, un degenerado místico e histérico; Baudelaire, un maniático obsceno; Wagner, el más degenerado de los degenerados, grafónomo, blasfemo y erotómano.
Si el Astrólogo consigue dinero, guiarlo en la junta de mujeres y en la instalación del prostíbulo. –Pero usted, en su interior, ¿qué piensa del Astrólogo? –Que es un maniático que puede tener o no éxito. –Pero sus ideas...
¡Desde el fondo de la sencilla tumba que guarda tus cenizas en el Cementerio de Passy y a donde irán los intelectuales de mañana a cubrir de flores el mármol que conserva tu nombre, desde el fondo del tiempo donde llegarás agrandada por la leyenda, perdona, ¡oh muerta dulcísima! al maniático seudosabio que te inmortalizó juntándote con Wagner y con Ibsen, en la expresión de su desprecio profundo!
Algunos de sus vecinos que lo tenían en concepto de maniático, lo siguieron por curiosidad, y ocultos entre las ramas del bosque pusiéronse a espiarlo.
Junto a ese mundano fatuo está el otro yo, el adorador del arte y de la ciencia que ha juntado ya ochenta lienzos y cuatrocientos cartones y aguas fuertes de los primeros pintores antiguos y modernos, milagrosas medallas, inapreciables bronces, mármoles, porcelanas y tapices, ediciones inverosímiles de sus autores predilectos, tiradas en papeles especiales y empastadas en maravillosos cueros de Oriente; el adorador de la ciencia que se ha pasados dos meses enteros yendo diariamente a los laboratorios de psicofísica; el maniático de filosofía que sigue las conferencias de La Sorbona y de la Escuela de Altos Estudios...
Estos eran los ecos de la tertulia para un espíritu desapasionado y observador; no así para el viejo maniático, que no podía explicarse semejantes rumores sino atribuyéndolos a alguna ocupación ilícita, perturbadora y completamente extralegal.
El mundo civilizado, sobre poco más o menos, en lo que merece atención, es lo mismo ya en todas partes, y lo que varía de región a región es lo que varía al sedentario maniático, cual yo, que en ropa, alimento, lecho, vivienda, costumbres de la vida ordinaria, no puede sufrir variaciones.
En todo terrorista hay impotencia política e incapacidad organizadora; en todo terrorista existe el deseo de hacer una revolución solitaria, sin que le importe el consentimiento de las mayorías; en todo terrorista hay un maniático creyente en su absoluto, que intenta fieramente imponerlo a sus semejantes; en todo terrorista se da un envanecido, que considera que él y sólo él siempre tiene la razón y considera que los que piensan distinto a él están con la sinrazón.
Este depósito originó mil dificultades. Generalmente, el acreedor es una especie de maniático. Hoy se presta a transigir, mañana lo quiere llevar todo a sangre y fuego, y más tarde se vuelve excesivamente bondadoso.
No: es un maniático, medio loco y medio idiota; vive y ha vivido siempre hundido en los vicios; carece de inteligencia, y no le envalentona siquiera el brío fementido de la soberbia.
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