Ashitaka finalmente llega a la ciudad del hierro donde se encuentra con Lady Eboshi, quien le revela gran parte de los detalles relacionados con la razón de su maldición.
Los animales, furiosos por la destrucción de su hábitat, han emprendido una guerra contra los humanos. Así, en una batalla entre el clan de los jabalíes y los humanos, Eboshi hirió con su fusil a Nago originando dicha maldición.
Finalmente usa la fuerza de su maldición para abrir la puerta de la ciudad (que normalmente necesita de diez personas para ser abierta) y deja la ciudad del hierro montado en Yakul.
Mientras Ashitaka se va de la ciudad de hierro llevando a San, pierde la fuerza de la maldición y se cae de Yakul. Los dos lobos "hermanos" de San intentan devorarlo, pero San los detiene.
Finalmente al amanecer, el espíritu del bosque se transforma y aparece ante la solicitud de San. Shishigami cura la herida de bala de Ashitaka con un toque de su boca, pero no su maldición.
Ashitaka consulta a los ancianos de la aldea, temiendo por su vida al sospechar que la herida dejada por el demonio en su mano le haya transmitido su maldición.
Si no te gustaron, entonces no nos estamos entendiendo." James Berardinelli, proporcionó a la película 2 estrellas de 4, mencionando "la maldición más prudente ha dejado a los aficionados con sus memorias únicamente".
La maldición es un arma de doble filo, ya que en los momentos en los que se deje llevar por el odio obtendrá una fuerza increíble a cambio de que se propague más rápido.
Tras varios días donde fue cuidado por San, Ashitaka se ha recuperado lo suficiente para caminar por sí mismo, Moro entabla una conversación con el joven explicándole que la maldición producida por el disparo pronto la matará pero antes que ocurra matará a Eboshi, cuando Ashitaka intenta convencerla que el mejor camino es la convivencia pacífica Moro relata como fue que adoptó a san después que sus padres huyeron arrojándola a sus pies para poder huir mientras la devoraba, prefiriendo adoptarla; posteriormente le advierte que abandone el bosque o le matará.
En protesta por este acto, Deméter lanzó una maldición sobre la tierra que produjo una gran hambruna, y aunque uno por uno los dioses fueron a pedirle que la levantase para que la humanidad dejase de sufrir, ella aseguraba que la tierra permanecería estéril hasta que volviese a ver a su hija.
Aunque él solo pretendía distraer a los samuráis, la maldición hace que su disparo vaya con tal fuerza que arranque los brazos de uno de ellos y decapite a otro.
Tras esto, Ashitaka descubre que cuando la maldición aflora, la marca se extiende por su cuerpo con mayor velocidad. En la siguiente aldea se encuentra con un extraño monje, Jigo, salvado por Ashitaka durante el ataque anterior.