Era noche de Viernes Santo, y los habitantes de Toledo, después de haber asistido a las tinieblas en su magnífica catedral, acababan de entregarse al sueño o referían al amor de la
lumbre consejas parecidas a las del Cristo de la Luz, que, robado por unos judíos, dejó un rastro de sangre por el cual se descubrió el crimen, o la historia del Santo Niño de la Guardia, en quien los implacables enemigos de nuestra fe renovaron la cruel Pasión de Jesús.
Gustavo Adolfo Bécquer
Es lumbre de lanterna, que turba y deslumbra a quien la mira y pone en ella los ojos; es luciérnaga que, mirada de lejos, se juzga estrella, y acercándose y asiéndola, se halla gusano que se enciende en resplandor con la escuridad, y se apaga con la luz.
Ítem, se ordena y manda que ninguna persona de cualquier estado, calidad o condición que sea (a lo que no se) consienta que sus cocinas tengan lumbre encendida después de tocada la queda, por el mucho riesgo que de esto podía resultar, so pena de veinte pesos aplicados por tercias partes; parte al Denunciador, Cámara de Su Majestad y Obras Públicas.
Si no vio nunca sus plumas del sol a los resplandores, ¿qué sabe de los colores con que se puede ufanar? Mas ¡guay que alcance a lo lejos del día la lumbre pura, de la selva la frescura y el arrullo de su amor!...
Tú tienes el azote del malvado, la corona del justo, la palma de la virgen inocente; y esperanza del náufrago postrado, y ánimo del soberbio delincuente; siempre se ve brillar allá en la altura el vivo lampo de tu lumbre pura.
Al fin, con voz doliente y lastimera dijo, al polvo volviendo la seca calavera: «¡Ay si de aquella en cuya lumbre vivo y por quien ser del Hacedor recibo memoria fueras, último despojo, calavera espantosa, con cuán sagrado afán te recogiera!
Aproximóle después el velador, do apoyó Vigo el codo, y le arrimó un taburete a los pies: hecho lo cual, según es cuando hay fuego su costumbre, se puso a atizar la lumbre, con precaución diplomática sobre Vigo de la plática echando la pesadumbre.
Muchos de ellos llegaban a edad avanzada y tenían que cuidar de su persona, arreglar su casa y apagar la
lumbre -cuando la tenían-.
Hans Christian Andersen
--- Nació la siguiente aurora, derramó su lumbre el Sol, y el gótico monasterio sus capiteles alzó carcomidos por el tiempo, de cenagoso color.
Asi en su lecho Ronquillo Ya casi á espirar cercano, Un Crucifijo en la mano Y á su lado un confesor, Su hora postrera aguarda En oscura incertidumbre De su fé muerta la lumbre, Vivo de su alma el terror.
ien vengas, pálida luna, a iluminar con tu lumbre la tranquila muchedumbre que bulle en mi derredor, Bien vengas en las serenas noches de julio abrasado, a derramar sobre el prado tu misterioso fulgor.
Tú traes en tu luz templada que los álamos platea, la palidez que hermosea la beldad de la mujer. Sí, sí: tu mágica lumbre rodea cuanto ilumina de una aureola divina que regenera su ser.