—Cómpreme el último cachito... el huerfanito... —un chiquillo entra ofreciendo un billete de
lotería... —¡Salte cabrón! -grita uno de los meseros—.
Antonio Domínguez Hidalgo
También la Lotería Nacional, recuperamos la impresión de los cartones de bingo de la Lotería que estaban también en manos privadas; Parques Nacionales con la digitalización de documentos que también hicimos para ellos; el recupero del PAMI – como cliente – para la digitalización de los documentos; una nueva tarjeta inteligente de policarbonato.
Ni los garitos, ni el juego; incluso, la lotería la vamos a cambiar, ya la estamos cambiando completamente, y el individuo que compra billetes, en vez de un jugador, aunque no quiera, es un ahorrador porque, aunque no quiera, se le devuelve el dinero con intereses al cabo de cinco años.
La frente de Joseíto se frunció de modo amenazador; todos los músculos de su rostro se contrajeron; se crisparon sus manos, y -Oye tú, ¿es que te ha tocao la lotería?
Rosario se quedó hecha una estatua; lo que menos esperaba ella era la presencia de su novio, el cual debía estar a aquellas horas en su taller. -¿Qué si te ha tocao la lotería?
Así que, en esencia, el plan consiste en recoger todo ese dinero que antes se recogía para repartirse en botellas, en primas a una serie de señores aquí que se hacían millonarios con la lotería e invertirlo en algo, y ese algo es en la construcción de viviendas, que se van a construir con un interés.
Tiene la casita sus empapelados análogos, representando vistas campestres; su alfombrado para las salas principales; una mesa redonda hermosa para la lotería y otros juegos en sociedad, y otros muebles de que la surtiremos como mesitas, catres, lavabos, un baño portátil, etc.
“Por Cuanto: Desde los inicios de la República la Lotería Nacional ha sido un departamento estatal encaminado a explotar el vicio, así como sentina donde, a expensas del pueblo, las camarillas políticas del gobernante de turno se nutrían de fondos con primas y dividendos.
Romita no manifestó extrañeza ante la prosperidad de su amiga; pero ésta le hizo confidencias en tono chancero... -¿No te enteraste? Pues en la
lotería de febrero me ha caído un premio regular... ¡Qué suertaza!
Emilia Pardo Bazán
¡Cuarenta o cincuenta duros! ¡Entrampados ya para toda la vida! Si nos tocase la
lotería...». Y don Pedro calló. A estas razones no tenía qué oponer.
Emilia Pardo Bazán
Camarena va a recaer en sus vacilaciones tristes, cuando, al pie del escritorio ve un papel... Lo recoge... Es un décimo de
lotería... Lo primero es guardarlo en el bolsillo, por instinto, y con disimulo.
Emilia Pardo Bazán
Todo aquello era obra de la suerte..., y nada más. El billete de
lotería es documento al portador... No iría, sin embargo, a cobrar en persona.
Emilia Pardo Bazán