El gitano se volvió a reír, y dijo: - Y ¿no sabe su merced que lo que no puede hacer un gitano no hay quien lo haga sobre la tierra? ¿Conoce nadie cuándo es verdad nuestra risa o nuestro
llanto?
Pedro Antonio de Alarcón
Jácome conocía bien las formas que adopta la muerte... Soltó el cadáver y alzó los ojos atónitos, sin
llanto, al cielo, que consentía aquella iniquidad...
Emilia Pardo Bazán
Oíd a su cuerpo, que sus crueles puñaladas tienen voz; y os persuadirán mejor, abiertas con los puñales de sus parientes, que mi boca cerrada con los suspiros y anegada con el llanto.
La vieja fiel a aquellos malandrines, viendo que quedaban todos muertos, con llanto huyó mesándose las crines por parajes selváticos e inciertos.
La idea de que un hombre como Sócrates iba a morir me producía una mezcla extraña de pena y placer, lo mismo que a todos los allí presentes. Lo mismo nos habrías visto sonreír unas veces como prorrumpir en llanto, sobre todo, uno: Apolodoros, cuyo humor conoces.
Como dos claros pozos de tranquilas aguas en cuencos de marmórea roca, se remansaba el llanto en sus pupilas sobre el rictus amargo de su boca.
Al borde de la tumba cantaron un último salmo, que sonó armoniosamente; las lágrimas asomaron a los ojos del muchacho; rompió a llorar, y el
llanto fue un sedante para su dolor.
Hans Christian Andersen
En el cuarto de junto una madre desolada no oculta su
llanto; dos jóvenes aprietan puños y dientes y sin mirar, miran la alfombra desgastada de aquel sitio.
Antonio Domínguez Hidalgo
La mujer corta su
llanto y mira aparecer la figura tambaleante de un hombre que se diluye como quien no quiere en el interior de la rústica habitación.
Antonio Domínguez Hidalgo
Cuando fue el atroz alarbe conocido por la escamosa piel de su coraza, allá do el pueblo más desprotegido atento estaba al ruido de la plaza, se alzó una voz, un llanto, un alarido un ruego que de Dios la ayuda emplaza, y nadie, si correr podía, hubo que en casa o templo oculto no se estuvo.
Los niños parecen despertarse, mas continúan profundamente dormidos, como todos... La madre los contempla brevemente y torna a su
llanto suspendido hasta que el alba se vislumbra por los mismos horizontes...
Antonio Domínguez Hidalgo
Entonces Ferragús, que no se había del rey Marsilio apenas apartado, viendo que su gente en rota huía, consumida soldado tras soldado, picó de espuela, y donde más ardía la batalla al instante fue llegado en que caía del corcel a tierra descalabrado Olimpo de la Sierra; un tierno mozo cuyo dulce canto, unido al son de su acordada lira, era capaz de hacer mover al llanto al pecho al que domina más la ira.