Sabía que el Niño puede proteger al que le implora, y que a la tía Carmela, guardiana del corral, en más de una ocasión el Niño la sacó de graves apuros. Era, además, tan
lindo y gentil el divino Infante, que atraía y convidaba a pedirle favores.
Emilia Pardo Bazán
El cuello tenía ya la edad suficiente para pensar en casarse, y he aquí que en el cesto de la ropa coincidió con una liga. Dijo el cuello: -Jamás vi a nadie tan esbelto, distinguido y
lindo.
Hans Christian Andersen
A veces llegaban con un puchero lleno de los frutos recogidos, o con las fresas ensartadas en una paja, y, sentándose junto al menudo abeto, decían: «¡Qué pequeño y qué
lindo es!».
Hans Christian Andersen
Además, mirándola bien, no es tan repugnante como muchos creen. Tiene un
lindo color rojizo, casi bermellón. Sus patitas parecen alambres aterciopelados y su cabeza, ¡Ah, su cabecita!, un simpático alfiler dorado.
Antonio Domínguez Hidalgo
que un
lindo caleidoscopio tenemos siempre ante nos; y bajo el brillante prisma de nuestra ilusión primera, ni la ventura es quimera, ni hay ocaso para el sol.
Antonio Plaza
Mientras más conozco la ingratitud humana, más amo a mi Pito. Y como en los cuentos de hadas: Y vivieron muy felices el
lindo perrito y su noble protectora...
Antonio Domínguez Hidalgo
Me dice mi madre. —No frunzas la frente. ¡Es lindo el cuadrito! ¡Te quedó muy bien! Francisquito se cayó en el fregadero Como el agua estaba muy fría, mi amigo Francisco se resfrió.
Yo me senté al lado de unas fotos que me habían regalado en la clínica muy lindas, que eran fotos una mía con Néstor, esas fotos típicas mías y de él donde nos estamos mirando, muy lindas, no sé de dónde la sacaron, lindo él, lindo el portarretratos y otra con mis hijos y estaba sentado al lado cuando el médico me dijo que, bueno, que no habían encontrado células cancerígenas en los nódulos, que me habían encontrado un tercer nódulo que no había aparecido, inclusive en la tomografía ni tampoco en la otra, y ese fue el único momento que me puse a llorar.
El señor Gobernador era de los que dicen que la mujer, en aritmética, es un multiplicador que no hace operaciones con un quebrado; en álgebra, la X de una ecuación; en geo- metría un poliedro de muchas caras; en botánica, flor bella y de grato aroma, pero de jugo venenoso; en zoología, bípedo lindo, pero indomesticable; en literatura, valiente paradoja de poetas chirles; en náutica, abismo que asusta y atrae; en me- dicina, pildora dorada y de sabor amargo; en ciencia admi- nistrativa, un banco hipotecario de la razón y el acierto, y...
Emprendieron el vuelo en medio de la tormenta, y el compañero de Juan les sacudió de lo
lindo con las tres varas; nunca había recibido el brujo en las espaldas una granizada como aquélla.
Hans Christian Andersen
Y el son de los remos, el único germen del cuento en que hacían tan lindo papel la braca que hendía las aguas que duermen, la trova, el castillo, la dama, el doncel… tal vez se me antoja que fué alguna hoja que en la agua tranquila cayó de un laurel; y en ella el que oía forjó aquella historia, quimérica, vaga, fugaz, transitoria, como esa voz llena de fe y poesía que un día cantaba y contaba en la mía, y que hoy aún me halaga con una memoria que deja una estela de luz y de miel.
Su mirada vertía desconfianza... Quizo huir... pero con suerte le convenía y... —Ks...ks...ks...
lindo perrito... ks...ks...ks... Véngase para acá mi rey...
Antonio Domínguez Hidalgo