Chin-Kau era confiado y no temía a nadie, pero esta confianza se la infundía su primer general, Ton-Say –que en castellano quiere decir junco flexible, porque así le llamó un historiador enemigo–.
-dijo la Golondrina, que no se andaba nunca con rodeos. Y el Junco le hizo un profundo saludo. Entonces la Golondrina revoloteó a su alrededor rozando el agua con sus alas y trazando estelas de plata.
Es consiguiente que la pobre joven, criada en una aldea, nada sabía de los primores y etiquetas de una ciudad populosa; ni vestirse con elegancia, ni estar tres o seis horas en su tocador; ni cantaba, ni bailaba, ni tocaba el piano; por lo cual el necio amor propio de su marido, mortificado con estas cosas, había tomado, para demostrar su encono, una muletilla con la que continuamente hería y humillaba a su pobre mujer; era ésta: «Tú no sabes nada.» Sobre dos cosas nada puede el malévolo e injusto despotismo: sobre el hierro, que resiste siempre con igual fuerza, y sobre el junco, que al punto cede; así era que en aquella casa había una paz profunda, pues el despotismo que la regía sólo hallaba suaves y débiles juncos.
-Es un enamoramiento ridículo -gorjeaban las otras golondrinas-. Ese Junco es un pobretón y tiene realmente demasiada familia. Y en efecto, el río estaba todo cubierto de juncos.
Pero quien mandaba de veras eran los franceses, que querían para ellos todo lo del país, y quitaban lo de Anam para poner lo suyo, hasta que Anam vio que aquel amigo de afuera era peligroso, y valía más estar sin el amigo, y lo echó de una pelea de la tierra, que todavía sabía pelear: sólo que los franceses vinieron luego con mucha fuerza, y con cañones en sus barcos de combate, y el anamita no se pudo defender en el mar con sus barcos de
junco, que no tenían cañones; ni pudo mantener sus ciudades,
José Martí
¿Cómo están en la cueva mis crías recién nacidas? ¿Están en la teta debajo del costado de sus madres?, ¿en los cestillos de junco está la cantidad de quesos ordeñados?
Aquella mañana, cuando llegué al gabinete con mis libros, encontré a mi madre con rostro preocupado, a miss Murdstone con su aire de firmeza y a su hermano trenzando algo alrededor de la contera de su bastón, un bastón flexible de junco, que cuando yo entré empezó a cimbrear en el aire.
Tomaban ora sus miembros la flexibilidad del
junco, ora la dureza del fierro y su espina dorsal era el eje de movimiento parecido al de la serpiente.
Esteban Echeverría
Ayer vino la paloma que viene todos los días, ayer se paró en mi reja y comió de mi comida, ayer vino hasta mis hierros, ayer hablóme tranquila y digo en el romancillo las cosas que me decía: -Prisionero, fui a los cielos y miré hacia los tejados hasta que encontré una casa grande, que tiene tres patios; el primero guarnecido Con zócalo de mosaicos, lleno de tiestos con flores y sillas de junco blanco, con un vitral en el fondo de vidrios esmerilados; el segundo, con columnas y reja de alicatados y con una enredadera y unos rosales cargados; y el tercero con gallinas y una higuera y unos plátanos y un hilo con ropa blanca y olor de jabón pintado.
Andrés del Balle, Manuel del Balle, Gonzalo Paderna, Antonio Paderna, Martín de Cervantes, Fernando de Banses, Tomás de Castro, Francisco Bruno de Urrutia, Antonio Sánchez, Andrés Fernández Casquete, Francisco de Guillermo, Juan de Salvatierra, Antonio Salvatierra, Francisco Acuña, Miguel González, Joseph de Ubilla, Juan de Pretendona (?), Pedro Franco, Pedro Baraz, Andrés Morán, Nicolás de Castro, Francisco Guillermo, Nicolás de Carranza, Manuel de Acosta, Juan de Carrión, Juan de Castañeda, Tomás Péres, Francisco Camacho, Carlos de Velásquez, Adrián Serón, Miguel Trino Barto, Diego Navarrete, Juan de Villegas, Nicolás del Junco...
Amaba a todas las mujeres un instante: a ésta porque era rubia, a aquélla porque tenía los labios rojos, a la otra porque se cimbreaba al andar, como un
junco.
Gustavo Adolfo Bécquer
Asimismo los Maestros y Oficiales de Galafateria / Calafatería de esta ribera: Juan de Castañeda, Nicolás del Junco, Marcos de Velasco, Fernando de Chavarría, Juan Gómes, Tomás Péres, Juan Núñes, Diego Navarrete, Juan de Dios Plaza, Juan López, Jacinto Suárez, Carlos de Velasco, Juan García, Joseph del Peso, Juan de Aguirre, Lorenzo Velásquez, Domingo Fortuna, Baltazar de la Cruz, Francisco de Espinoza, Christóbal de la Cruz, Francisco Magallanes, Francisco Solano, Faustino de Salazar, y Tomás de Palma.