Un caballo malherido llamaba a todas las puertas. Gallos de vidrio cantaban por Jerez de la Frontera. El viento vuelve desnudo la esquina de la sorpresa, en la noche platinoche, noche que noche nochera.
Se conoce que el autor ha tenido á mano muchos cronistas que sobre las cosas de Amé- rica escribieron, y que, con tino y habilidad, ha sabido huir del escollo de dar entrada en el santuario de la Historia á muchas de las fantasías de Garcilaso, á las exageraciones de Pedro Sancho el conquistador, á las apasionadas noticias de Francisco Jerez, á la chispeante mordacidad del Palentino, y á las candorosas narraciones de Montesinos, que, más que para historiador, había nacido para escribir cuentos de las Mil y una noches.
Y saboreaban la compota, con su gusto de canela, su color simpático rosa intenso. En los vasos, el
jerez lucía un instante, y su sangre, trasegada a las venas de la familia, era animación y gozo.
Emilia Pardo Bazán
La primera vez, como Luciano apenas lo probó, tuvo ensueños agradables; la segunda, al pedirme vino, como no sabía lo que había hecho anteriormente, le di un poco de ese Jerez que ustedes me regalaron para que bebiese durante las largas noches de estudio; en cuanto a la tercera, debió tomar mayor cantidad y a haber seguido así esto le habría producido la muerte.
-Yo nací en Alcalá de los Gazules, jeché los colmillos en Estepa y me afeité por primera vez en Jerez de los Caballeros. -Pos yo di er primer jipío en Teba, pero como los que me trujieron ar mundo eran trajinantes, pos trajinando, trajinando, se puée icir que me he criao en las provincias de Jerez, de Graná, de Málaga y de Armería.
Habrá, pues, señor, seis años que en la batalla sangrienta que tuvimos con los Moros en Jerez de la Frontera, militó Don Juan de Luna, de cuyos rayos pudiera el mismo sol envidiar fuego para sus saetas, porque su valiente espada era encendido cometa que a fuego y sangre amenaza la berberisca potencia.
Un día acometió en la Puerta de
Jerez él solo a seis famosos rufianes, sin que yo le pudiese ayudar en nada, porque llevaba con un freno de cordel impedida la boca (que así me traía de día, y de noche me le quitaba).
Miguel de Cervantes Saavedra
Finalmente, él quedó en mi opinión y en la de todos cuantos la pendencia miraron y supieron por un nuevo Rodamonte, habiendo llevado a sus enemigos desde la Puerta de
Jerez hasta los mármoles del Colegio de Mase Rodrigo, que hay más de cien pasos.
Miguel de Cervantes Saavedra
-La mesa está servida -gritó alguien, y todos acudimos en busca de la sopa bienoliente, y de las copas en que una mano enguantada de blanco vertía el viejo Jerez.
Saltó de la cama con una agilidad animal de mono o de gato y se abalanzó sobre mi herida que empezó a chupar con una voluptuosidad indescriprible. Tragaba la sangre a pequeños sorbitos, lentamente, con afectación, como un gourmet que saborea un vino de Jerez o de Siracusa.
Jamás supo explicarse aquella idea: y él hundió en el misterio más profundo cómo salió Genaro de este mundo y el talismán de plata de una vez: y siempre que en su mente la memoria de la visión fatal se renovaba, dudando de sí mismo murmuraba: «¡Los demonios tenía aquel Jerez!» FIN
CÁDIZ: CAMPIÑA DE CÁDIZ: Algar, Arcos de la Frontera, Bornos, Espera, Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María (El), Trebujena, Villamartín, San José del Valle.