Cuando en un día de esos en que un insomnio prolongado o un contratiempo de la víspera preparan al hombre a la meditación...
En las noches sombrías cuando todas mis penas como negros vampiros sobre mi lecho vuelan; cuando el insomnio pinta las moradas ojeras y las rojizas manchas en mi faz macilenta, me parece que baja la araña de su celda y camina, y camina...
Durante las dos noches de insomnio a que he aludido, e inmediatamente después que la señora Wyatt hubo entrado en el tercer camarote, atrajeron mi atención ciertos singulares sonidos ahogados que brotaban del de su esposo.
¿Pero hacia dónde? Subercasaux había ya oído en sus noches de
insomnio el tronido lejano del bosque, abatido por la lluvia. La primavera suele ser seca en Misiones, y muy lluvioso el invierno.
Horacio Quiroga
Entonces se despertó en mi alma una idea completamente nueva, que me vino a poner en conocimiento que los hijos jamás sabemos apreciar los sacrificios de los padres para labrarnos un porvenir que solamente a nosotros nos interesa; y que ni durante una vida pagamos debidamente sus afanes, no cumplimos en lo absoluto ni con los deberes de familia ni con los de humanidad siquiera, porque una noche de desvelo y zozobra infinita, cuando nos velaba al lado de la cuna; una noche de insomnio y de congojas que pasa durante los peligros de la niñez, esa personificación del verdadero y único amor abnegado, no se paga con toda una existencia de cuidados, de amor y de respeto hacia los que nos dieron el ser.
Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso de corrida, el salto mortal, el cachetazo y el puñetazo.
Soñando en ella salvé la puerta de hierro de la verja del hotel y, temiendo el insomnio seguro en mi lecho, comencé a pasearme por el jardín.
Pero el viajero, arrollado en su manta y reclinado sobre su almohada de camino, notaba sin querer, en medio de su
insomnio de modorra, la sensación obscura y angustiosa del miedo.
Emilia Pardo Bazán
Despertó una noche Carlos V, y como el ruiseñor le hubiera desvelado con la dulce porfía de sus silbos y de su trinar, quejose al día siguiente a sus servidores. Uno de ellos, adulador de vil especie, creyó que servía bien al amo evitando aquella causa de insomnio.
Pasé esta noche en el antiguo lecho, y, cuando el sueño bienhechor mis párpados cerró tras largo insomnio, las visiones de los lejanos tiempos me asaltaron: os vi...
En la excitación del
insomnio veía sublimidades facilísimas de llevar a cabo: dos veces soñé que en apacible vuelo giraba y giraba, alto, muy alto; que divisaba los pueblos, los campos, allá muy abajo, como dibujados en un papel.
Tomás Carrasquilla
Merced a esta labor de evocación fue surgiendo a su fantasía una figura ceñida de ensueños. Y se quedó dormido. Se quedó dormido porque había pasado mala noche, de insomnio. –¡Señorito!