No hubo respuesta. La costurera,
inmóvil, quizá ni escuchaba el murmullo sedoso y blando de las consoladoras frases. La señora, entonces, la cogió suavemente por un brazo, la arrinconó y le secreteó algo más personal y directo.
Emilia Pardo Bazán
Momentos después nuestro pavo, acartonado completamente,
inmóvil, reposaba al pie del Niño Dios, que, entre sus pañales, bendecía a los pastores, y aceptaba los dones de los Reyes Magos.
Emilia Pardo Bazán
¿Es tan fácil, tan fácil perder la noción de la hora dentro del monte, y sentarse un rato en el suelo mientras se descansa
inmóvil..?
Horacio Quiroga
Luz excesiva, sombras amarillentas, calor silencioso de horno sobre la carne, que hace sudar al malacara
inmóvil ante el bananal prohibido.
Horacio Quiroga
He aquí el relato de cómo todo estaba en suspenso, todo tranquilo, todo inmóvil, todo apacible, todo silencioso, todo vacío, en el cielo, en la tierra.
-dijo al mismo tiempo Angustias con suavidad, aunque con enojo-. Su vida correrá mucho peligro, si no guarda usted silencio o si no permanece
inmóvil.
Pedro Antonio de Alarcón
Dióle el tirón el enlazador sentando su caballo, desprendió el lazo del asta, crujió por el aire un áspero zumbido y al mismo tiempo se vio rodar desde lo alto de una horqueta del corral, como si un golpe de hacha la hubiese dividido a cercén, una cabeza de niño cuyo tronco permaneció
inmóvil sobre su caballo de palo, lanzando por cada arteria un largo chorro de sangre.
Esteban Echeverría
Estaba desierto, no se oía un ruido, ni un movimiento, ni un vehículo, ni un hombre, ni un manojo de verduras o flores. Estaba vacío, inmóvil, abandonado, muerto.
El suelo mismo parecía desplazarse hacia el arroyo. De tiempo en tiempo, uno de aquellos que habían hecho un alto no reanudaba su camino y yacía inmóvil: estaba muerto.
Pero al tercero caí a sus pies. Enid me miró
inmóvil, y seguramente subieron a su memoria los últimos instantes de Wyoming, porque me rechazó violentamente.
Horacio Quiroga
Llovió aún toda la noche sobre el moribundo la lluvia blanca y sorda de los diluvios otoñales, hasta que a la madrugada Podeley quedó
inmóvil para siempre en su tumba de agua.
Horacio Quiroga
Atolondrado todavía el joven, fue, lanzando una mirada de fuego sobre aquellos hombres feroces, hacia su caballo que permanecía
inmóvil no muy distante a buscar en sus pistolas el desagravio y la venganza.
Esteban Echeverría