Los imperialistas cantan voces de triunfo ante el hecho del guerrillero muerto en combate; los imperialistas cantan el triunfo frente al golpe de fortuna que los llevó a eliminar tan formidable hombre de acción.
El guardián de San Francisco vio la pretensión de mal ojo, recelando sin duda que el ex guerrillero trajese al claus- tro costumbres belicosas.
(Aplausos.) Y más de una vez mis manos arrojaron al mar, en nombre de mi pueblo, las flores que se juntaban con las de ustedes para recordar al guerrillero desaparecido.
—¿Qué le sucede, Fray Ambrosio? —Nada, Señor Marqués. Es alegría de verme desempeñando estos oficios, tan dignos de un viejo guerrillero. ¡Ay!...
Jacinto Aguilar me llamo. -¿Aguilar de los Aguilares de Burgos? -exclamó alborozado el
guerrillero. -Justamente. -¿Y su padre de usted se llamaba don Cayetano de Aguilar, oidor en la Audiencia de Zaragoza?
Emilia Pardo Bazán
M.A.B.: Y lo provocaban a Mariano, le hicieron decir: “yo no soy un guerrillero, yo amo a las fuerzas armadas de mi país”, un montón de veces.
Diestro colibrí de las alturas,
guerrillero caballero del esfuerzo, mostrando a los sinfines oscurarios la vera curvatura del amor sintetizado amores colectivos, diverso amor de los diversos amores conocidos: buen amor.
Antonio Domínguez Hidalgo
Yo divertía mis dolores oyendo estas pláticas del fraile guerrillero: Adivinaba su intención de edificarme con ellas, y no podía menos de sentir el retozo de la risa.
En la madrugada del 23/3, fuerzas de la 4ª división, con acantonamiento en Camiri, en número aproximado de 35 hombres al mando del mayor Hernán Plata Ríos se internaron en territorio guerrillero por el cauce del río Ñacaguaso.
Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.
Un día apareció con una revistita que se llamaba El Desengaño: era la historia de un estudiante que, cansado de luchar en formas no violentas, decide incorporarse a un grupo guerrillero.
Si como guerrillero tenía un talón de Aquiles, ese talón de Aquiles era su excesiva agresividad, era su absoluto desprecio al peligro.