Y dicho esto, espoleó a su montura que, encabritándose al sentir el injusto castigo, pretendió despedir a su jinete, dominada por el cual, avanzó por el empinado repecho seguido de sus hombres que, abiertos en guerrilla, pronto se tuvieron que detener y parapetarse tras los árboles para contestar el nutrido fuego que a discreción les hacía desde la altura la gente del Petaquero.
El Presidente Zedillo depuso al nuevo gobernador "electo" de Chiapas después de una revuelta motivada por una supuesta votación fraudulenta, retiró a la guerrilla a la selva y regresó a la mesa de negociaciones.
Nuestra misión, en la primera hora, es sobrevivir, después actuará el ejemplo perenne de la guerrilla realizando la propaganda armada en la acepción vietnamita de la frase, vale decir, la propaganda de los tiros, de los combates que se ganan o se pierden, pero se dan, contra los enemigos.
La gran enseñanza de la invencibilidad de la guerrilla prendiendo en las masas de los desposeídos. La galvanización del espíritu nacional, la preparación para tareas más duras, para resistir represiones más violentas.
De vez en cuando un trompa de órdenes lanzaba sones precipitados de atención y toques de
guerrilla, ora cerca, ya lejos, según la posición que ocupara su jefe.
Eduardo Acevedo Díaz
Según el informe REMHI, en la historia reciente de Guatemala hubo cuando menos 422 masacres, de las cuales 16 atribuye a la guerrilla y 406 a las fuerzas estatales.
Y la triste realidad es que las FARC no quieren seguir negociando, así disfracen esta intención bajo pretextos determinados como la pretendida falta de garantías de la Zona de Distensión, cuando Colombia entera y el mundo son testigos de que, si algo ha tenido la guerrilla, son garantías para actuar, para deliberar y para negociar en dicha Zona, y que jamás ha peligrado su seguridad dentro de ella.
El primer paso era desarmar y reintegrar a la guerrilla; reestructurar y reposicionar a las fuerzas armadas para tiempos de paz; desmovilizar a los comisionados militares y a las PACs que dominaban las áreas indígenas rurales; disolver los grupos clandestinos creados por la inteligencia militar durante la guerra; y terminar la política y práctica estatales existentes desde hacía décadas de represión como medio de control social y político.
Ni la sediciente coronela ni sus hijos han salido jamás de la capital de la Montaña, no sé si por apego de la primera a la tierruca, o por razones de economía: lo cierto es que Guerrilla, con quien parece haberse complacido el Gobierno haciéndole correr toda la Península y provincias ultramarinas, no ha llevado consigo en sus largas peregrinaciones más familia que el asistente y la Ordenanza, ni ha gustado los placeres del hogar doméstico, en cuarenta años de carrera, más que durante cinco meses, tiempo de otras tantas licencias temporales que pudo obtener.
Alguien, presentándose noblemente como guerrilla avanzada de quien no aparece todavía, ha disparado un venablo..., no sé cómo decir esto, ha disparado un venablo en dirección cenital.
Los militares también utilizaron sus aparatos de inteligencia para crear organizaciones clandestinas responsables del monitoreo, hostigamiento, ejecución y desaparición de aquellos sospechosos de apoyar a la guerrilla tanto en las áreas urbanas como en las rurales.
No sólo en sus intentos revolucionarios sino con la prédica universal del odio y la lucha de clases, y con la exportación de la guerrilla y el terrorismo.