Soy dulcemente egoísta y no me parece mal. Trabajo lo indispensable para vivir, sin tener que gorrear a nadie, y soy pacífico, tímido y solitario.
Roberto Arlt
El altar se llena de flores, ceras, veladoras, frutas y pan, así como de lo que más le gustaría al difunto. Al acto de asistir a visitar estos lugares se le dice “ir a la gorra o ir a gorrear”.
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