Poseía tres cuernos en su rostro, protuberancias óseas a los lados de la mandíbula y una fila llena de espinas en su gola (placa ósea de aspecto similar a un volante situado en la parte trasera de la cabeza de algunos dinosaurios).
y en la Formación Dinosaur Park, del Campaniaense tardío hace entre 76.5 y 75 millones de años, con las características de los nódulos de la gola que se ven en Anchiceratops.
Los dos cuernos situados encima de sus ojos eran más largos que el cuerno emplazado en su hocico. La gola de Anchiceratops es muy peculiar.
Encontrado en sedimentos junto al mar, este ceratópsido parece haber tenido fuerte dimorfismo sexual. Se caracterizaba por una larga gola, muy adornada.
En 1947 su familia se trasladó a la ciudad de Santa Fe, donde concluyó su educación y se desempeñó unos años como periodista, al mismo tiempo que tomó contacto con un grupo local de escritores, entre los que se encontraba el poeta Hugo Gola.
La especie A. ornatus, que es considerada actualmente válida, debe el nombre ornatus al margen adornado de su volante óseo (gola).
Otro rasgo característico lo conforman un par de protuberancias óseas localizadas en ambos lados de la línea central, hacia el final de la gola.
Detrás de la iglesia había una montaña, cubierta en su cima de espeso bosque. El agente de Policía llevaba casco,
gola y capote. Su barba era poblada y negra.
Sigmund Freud
El casco, cuya férrea visera se veía en parte levantada hasta la frente, en parte caída sobre la brillante
gola de acero, estaba vacío..., completamente vacío.
Gustavo Adolfo Bécquer
Y, como venía armado de peto, espaldar,
gola y brazaletes, y escarcelas, con unas armas milanesas de once vistas, grabadas y doradas, parecía en extremo bien a cuantos le miraban.
Miguel de Cervantes Saavedra
Mas al llegarse a don Pedro a darle gracias, la gola le aferró con ambas manos el de Guzmán, con furiosa voz diciéndole: «¡Asesino, caiga en ti su sangre toda!» El milanés (que no era otro), que aquella sangrienta historia recordó viendo a don Pedro, dióse por puesto en la horca.
No vía el semblante amado sobre la gola sangrienta pidiendo a voces venganza, no, que amorosa y risueña se presentaba a sus ojos su Valentina hechicera, como la noche en que pudo bajo su ventana verla.