Inmediatamente que Cristo, ascendiendo a lo alto, hubo tomado posesión de su reino, conquistado con tanto trabajo, con divina munificencia abrió sus tesoros, repartiendo a los hombres los dones del Espíritu Santo(35): «Y no es que antes no hubiese sido mandado el Espíritu Santo, sino que no había sido dado como lo fue después de la glorificación de Cristo»(36).
En comparación con el egoísmo, el hombre celebra en el amor su glorificación, porque el ser amante, si no tiene voluntad propia, demuestra por lo menos voluntad, a diferencia del egoísta.
El feudo de las cien doncellas, el derecho de pernada, el de vida en el marido para castigo del adulterio, la consagración forzosa y absoluta de la mujer a los menesteres mecánicos del hogar, su nulidad en el estado, todo prueba que la invocación caballeresca de Dios y mi dama era pura vanidad del caballero, glorificación fútil e ilusoria; pura galantería, no verdadera estimación.
Id a ellos; ya veréis cómo vienen de suaves y tolerantes las masas socialistas; puños en alto, aclamaciones a Largo Caballero y a González Peña; glorificación de la tragedia de Asturias, que, para no estar falta de nada repugnante, tuvo hasta el contubernio con el separatismo.
Quitaste una honra; echaste sobre un hombre inocente la maldición de su padre; extinguiste una raza; arrojaste dos almas al infierno; privaste a la tierra de infinitos bienes y al Cielo de infinitos santos; impediste la salvación de millones de almas, el reinado y la
glorificación de Dios; te interpusiste entre El y sus criaturas.
Tomás Carrasquilla
El cuajo se le ensanchaba de celeste regocijo, la
glorificación de Dios le rebullía por dentro al pensar en aquel sacerdote, casi hechura suya.
Tomás Carrasquilla
Nada contuvo las apariencias del Gobierno, destitución ilegal del moderador, glorificación de las revoluciones de Asturias y Cataluña, una y otra quebrantadoras de la Constitución, que en nombre del pueblo era el Código fundamental, de nuestras instituciones.
Del nuevo cielo y de la nueva tierra CAPÍTULO XVII. De la glorificación, de la Iglesia sin fin después de la muerte CAPÍTULO XVIII.
La debilidad había ido a refugiarse, como siempre, en la fe en el milagro: creía vencer al enemigo con sólo descartarlo mágicamente con la fantasía, y perdía toda la comprensión del presente ante la glorificación pasiva del futuro que les esperaba y de las hazañas que guardaba in petto, pero que aún no consideraba oportuno revelar.
Al fin, extrañamente tarde en la historia del mundo, se percibió el hecho obvio de que ningún asunto era tan esencialmente asunto público como la industria y el comercio de los cuales dependía el sustento de la gente, y que delegarlo para que lo manejen personas privadas para el beneficio privado es una locura similar en categoría, pero vastamente mayor en magnitud, que la de entregar las funciones de gobierno político a reyes y nobles para que las conduzcan para su glorificación personal." "Un cambio tan estupendo como describe," dije, "no tuvo lugar, por supuesto, sin un gran baño de sangre y terribles convulsiones." "Al contrario," replicó el Dr.
En efecto, a quien está poseído de la codicia le será imposible que procure, como es su deber, mirar únicamente por la gloria divina; imposible que en la obra de la glorificación de Dios y salud de las almas se halle dispuesto a perder sus bienes y aun la misma vida, cuando así lo reclame la caridad.
Prendas tan peregrinas como edificantes fueron poderosas a que Aguedita, merced a sus videncias e inspiraciones, llegase a adivinar en Damián Rada no un curita de misa y olla, sino un doctor de la Iglesia, mitrado cuando menos, que en tiempos no muy lejanos había de refulgir cual astro de sabiduría y santidad, para honra y
glorificación de Dios.
Tomás Carrasquilla