¿Y por esa friolera se apura usted? ¡Me ha denegado a mí el Gobierno tantas instancias! -Ya no soy Condesa ni
Generala... -continuó la viuda-.
Pedro Antonio de Alarcón
¡Pero usted no me oye!... ¡Usted no me contesta! ¡Usted no me mira! ¡Señora! ¡
Generala! ¡Doña Teresa!... ¿Se siente usted peor? ¡Ah, Dios mío!
Pedro Antonio de Alarcón
La nueva desgracia que se ha buscado mi incorregible y muy amado pariente don Jorge de Córdoba, a quien nadie mandaba echar su cuarto a espadas en el jaleo de ayer tarde (pues que está de reemplazo, segun costumbre, y ya podría haber escarmentado de meterse en libros de caballerías), es cosa que tiene facilísimo remedio, o que lo tuvo, felizmente en el momento oportuno, gracias al heroísmo de esta gallarda señorita, a los caritativos sentimientos de mi señora la
generala Barbastro, condesa de Santurce, a la pericia del digno doctor en medicina y cirugía, señor Sánchez, cuya fama érame conocida hace muchos años, y al celo de esta diligente servidora...
Pedro Antonio de Alarcón
— La señal de alarma serán tres tiros de cañón precipitados en esta Real Fortaleza al mismo tiempo que el toque de generala por todos los tambores sea de día o de noche.
Por lo demás, la señora
Generala y yo hablaremos a solas (cuando le sea cómodo, pues yo no tengo nunca prisa) acerca de insignificantes pormenores de conducta, que darán forma natural y admisible a lo que siempre será, en el fondo, una gran caridad de su parte...
Pedro Antonio de Alarcón
Don Antonio Gonzalez Balcarce, Mayor General de las tropas de Buenos Aires Orden general: Al toque de generala se reunirán todas las tropas del ejército en los puestos de la 1° y 2° línea del campamento y luego que se les mande ocupar los de defensa lo verificarán en el orden siguiente: La mitad del batallón de Puno ocupará el cerro de la izquierda, y el resto el de la derecha.
-¡Charmant! -exclamó el general. Hasta la
generala admitió que se veía perfectamente la idea del chiquillo. “Tiene talento”. Estas palabras fueron comunicadas, para su satisfacción, a la mujer del portero.
Hans Christian Andersen
La cosa es muy sencilla. ¿Se acuerda usted de aquella
generala tan salada, tan guapetona y tan seria que tuvimos hace tres años? ¿No?
Emilia Pardo Bazán
Y a la señora
generala parecía que se le oyeran rechinar los huesos cuando se dirigía en su carroza al baile de la Corte, toda tiesa y envarada.
Hans Christian Andersen
La mamá se asustó, se llevó al niño a Compostela y allí le metió de coronilla, sin duda para acabar de volverle loco, en iglesias, confesonarios y conventos. Al cabo de dos o tres meses regresaron aquí. No estaba la
generala. Se había ido a las aguas de Cuntis.
Emilia Pardo Bazán
Pero, cuando la veía triste y taciturna, por ccnsecuencia de sus cuidados y achaques, se guardaba de darle bromas sobre el expediente y la llamaba con toda naturalidad
Generala y Condesa; cosa que la restablecía y alegraba en el acto; si ya no era que, como nacido en Aragón y para recordar a la pobre viuda sus amores con el difunto carlista, le tarareaba jotas de aquella tierra, que acababan de entusiasmarla y por hacerla reír juntamente.
Pedro Antonio de Alarcón
¡Tiene usted un genio hecho de molde para el mío! EL CAPITÁN.-¡Vaya usted a los mismísimos diablos! ¡
Generala! ¡Condesa! ¡Llame usted a su hija y dígale que no me queme la sangre!
Pedro Antonio de Alarcón