Tiene para seguir a sus adversarios la paciencia de aquel inglés que siguió a un famoso funámbulo por todo el mundo «hasta verle caerse de la cuerda y matarse».
Tortura el humo un
funámbulo guiñol de caleidoscopio y hacia la noche de opio abren los pozos de Ciencia el ojo de una conciencia profunda de espectroscopio.
Julio Herrera y Reissig
El funámbulo, el domador de fieras, el albañil subido en un andamio, el minero que penetra en una mina insegura, en fin, casi todos los hombres exponen su vida por cualquier cosa, por un miserable jornal, por una mezquina cantidad de dinero.
Terencio hace mención de un funámbulo que había distraído a su público durante la primera representación de su comedia La suegra (Hecyra, 165 a.