Supóngase usté que estamos en mi establecimiento y que, de pronto, se nos mete por las puertas una gachí en busca de lo que más necesita.
18º) Legislar sobre el registro del estado civil de las personas. 19º) Autorizar el establecimiento de bancos, dentro de las prescripciones de la Constitución Nacional.
Reconociendo que es en interés de toda la humanidad que la continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional; Reconociendo la importancia de las contribuciones aportadas al conocimiento científico como resultado de la cooperación internacional en la investigación científica en la Antártida; Convencidos de que el establecimiento de una base sólida para la continuación y el desarrollo de dicha cooperación, fundada en la libertad de investigación científica en la Antártida, como fuera aplicada durante el, concuerda con los intereses de la ciencia y el progreso de toda la humanidad.
Se prohibe entre otras, toda medida de carácter militar, tal como el establecimiento de bases y fortificaciones militares, la realización de maniobras militares, así como los ensayos de toda clase de armas.
Todos los ciudadanos tienen derecho para concurrir al estableció establecimiento de las contribuciones; para averiguar y velar sobre la distribución que se hace de sus productos, y para que se les dé cuenta de su inversión.
Porque ésos tiéen la condinga en el velo del paladar, y como ellos saben que el que lleva la bandera con los del Altozano es el Maroto, pos velay tú, no hay nadie que se atermine a dicirle ni pío. Y lo que yo te digo que como Dios no lo remedie, voy a tener que cerrar o traspasar el establecimiento.
Artículo 125.- Las provincias pueden celebrar tratados parciales para fines de administración de justicia, de intereses económicos y trabajos de utilidad común, con conocimiento del Congreso Federal; y promover su industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad provincial, la introducción y establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales extranjeros y la exploración de sus ríos, por leyes protectoras de estos fines, y con recursos propios.
Entre la infinidad de logros de su gobierno que debe exponerse, está el establecimiento del Servicio Militar Nacional, que ayudó a la integración juvenil; la campaña de alfabetización que abatió sensiblemente el número de iletrados y la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social, conquista revolucionaria ejemplar en beneficio de las clases populares de nuestra sociedad.
Ya hemos dicho que era el suyo uno de los pocos ventorrillos de esta nuestra tierra natal donde la buena fortuna había olvidado un punto su índole veleidosa y tornadiza, y gusto da penetrar en el establecimiento y ver cómo...
Y diciendo esto abrió la caja, y Currita se estremeció de gozo al ver brillar al sol que inundaba el establecimiento un mantón de Manila de larguísimos flecos y de vivísimos colores.
Y si gusto da ver lo ya descrito, no lo da menos ver la estantería, llena de botellas, adornadas con vistosísimas etiquetas; estantería que cubre el fondo del establecimiento menos en la parte central, donde un pasadizo da acceso a un patio dividido, por cañas y enredaderas, en reducidos cenadores, donde, en los meses del estío, buscan refugio apropiado y misterioso amores de contrabando y negocios no acreedores a muy lisonjeros adjetivos.
El señor Antonio el Toneles comprendió que el nuevo cimbel de la de los Chícharos iba a ser la muerte de su establecimiento; que aquella pícara de ojos como brasas y de piel casi de luto íbale a dar a la de los Chícharos el triunfo en el torneo mantenido por ambos hondilones desde su fundación, y viendo el Toneles la muerte al ojo, como vivo y experimentado que era, apercibióse a la defensa, para lo cual en el día en que lo sacamos a relucir, al ver penetrar en su taberna al Matita de Poleo, que penetró en ella contoneándose gallardamente y como diciéndole a todos los que allí estaban congregados: «Mírenme y pásmense, caballeros».