Si afecta las dehesas el ganado, si la viña los pájaros guarnecen, yo solo, por seguir mi bien esquivo, sufro el rigor del alto can estivo.
¡Oh, tú, rey Agricán, si volver vivo pudieras, qué pensaras de este arcano! A ti a quien mostró su amor esquivo con desprecio profundo e inhumano.
Doncellas de Judea, si por dicha encontráis mi fugitivo, decidle que no sea con su adorada esquivo, que ya morada y lecho le apercibo.
En tanto Saillard pasaba su tiempo en Lima, esquivo á frecuentai' la sociedad, adiestrándose en el manejo de la pistola hasta llegar á conquistarse fama de eximio tirador.
xpresa los efectos del amor divino Traigo conmigo un cuidado y tan
esquivo que creo que aunque se sentirlo tanto, aun yo misma no lo siento.
Sor Juana Inés de la Cruz
Y esa es la juventud: el fugitivo Presagio de la eterna, que al conjuro Vuelve de Amor, como en miraje
esquivo, A enseñarnos un bien siempre futuro.
Rafael Pombo
Pasea la gran plaza el animoso mancebo, que la vista lleva de todos, su altivez mostrando, ni hay corazón que
esquivo le resista.
Nicolás Fernández de Moratín
¡Oh que cosas donosas!, ¡amiguita soy yo de aquesas cosas!, que vendrá por amor, y si me enfado, volverá trasquilado; miren con quién se toma, señor Apolo, yo, horro Mahoma, y no hay amor que tenga.» Enfadábase Apolo de la arenga, y viendo tan esquivo lo que adora, la dijo: «Hará, señora, dejémonos de cuentos; ¿de qué nos sirven tantos aspamientos?
III Y en el fragor de su tormenta flagelante se reinició la ondulación del oro que iba tornando hasta su mundo
esquivo para borrar el barro...
Antonio Domínguez Hidalgo
Los holandeses de
Esquivo y Demerari miraban como impenetrable la barrera evangélica, y fue lo primero que procuraron derribar sublevando a los indios contra los misioneros, y haciendo que abandonasen aquella espiritual conquista, hasta que en 1586 vino a continuarla don Antonio de la Hoz Berrio por los trámites ordinarios.
Andrés Bello
Se diría que la aborreces. Siempre te vi así, esquivo y huraño en su presencia. El extraño personaje a quien el capitán se dirigía, se acercó a Elena, que sintió pesar sobre ella una mirada de fuego.
Ese no supo leer, y nada supo; jamás comprendió bien frase ni dicho: lo quede lo que oyó recogió al vuelo fué lo trunco no más, lo sin sentido; y como nada concibió a derechas, se echó a través de todo, a todo esquivo; y a través de su bárbara ignorancia, sin idea de Dios fué su alma a juicio.