-Pues lo que es la coplilla es de las que se las traen -exclamó Lola, siempre sonriendo maliciosamente y haciendo turbarse de nuevo al cantaor y enrojecer de nuevo a la de Porcelana.
-Supongo, caballero -dije todavía, deseoso de salvar el dinero de mi tía-, que cuando un empleado se haga muy útil y esté completamente al corriente de su profesión (no pude por menos de enrojecer, parecía que aquello era elogiarme a mí mismo), supongo que entonces quizá sea costumbre conceder algún...
Déjeme, por lo menos, ahuecarle un poco el pelo, y después pasaremos a las patillas, ¡vamos! No pude por menos de enrojecer al negarme, pues sentía que acababa de tocar mi punto flaco.
Durante muchos días se le vio vacilante, rendido, sudando, pero sin cejar un punto en su tarea hasta que el montón subió algunas varas. Después comenzó con el ardor de sus buenos tiempos la tarea de enrojecer los fierros y golpearlos y unirlos.
Me atragantaba al beber el té, que se empeñaba en ahogarme; por fin renuncié a seguir y me sentí enrojecer bajo el examen escrutador de mi tía.
No lo dudó: esgrimió la lanza con rapidez y la clavó en el vientre del arrogante caballero hasta enrojecer con su sangre el amarillo de la banderola, y al instante le arrebató la enseña de la mano ya exánime.
Algunas de sus frases harían enrojecer al propio autor de Huckleberry Finn: «El papa entró a la iglesia en una silla de manos llevada por varios hombres.
Al concentrarse en una tarea visual intensa, como aquella continuamente centrada en la lectura de un libro o una pantalla de ordenador, el músculo ciliar se tensa. Esto puede enrojecer e irritar los ojos.
No debemos olvidar nunca la presencia de nuestro Ángel Guardián, de ese príncipe celeste, que jamás debe enrojecer por causa nuestra.
1972.;Etimología: El género Leucospermum deriva de las palabras griegas leukos que significa blanco, y de spermum = semilla, en referencia a las semillas blancas o de color claro de muchas especies. El epíteto erubescens significa llegar a ser rojo, o enrojecimiento, del latín erubescens, enrojecer o rubor.
Los rayos desintegradores tienen un efecto menos violento en sus objetivos, pues lo que tocan tiende a enrojecer y desaparecer, dejando a veces como resultado un montón de cenizas.
Hoy en día se cultiva en el sur de Italia, así como Sicilia y todo el Oriente Medio. Se cultiva generalmente a finales de verano (incluso otoño) cuando la fruta de la planta empieza enrojecer.