El castillo pertenecía a Françoise de Chales, condesa y dama de compañía de Adelaida. Para facilitar el viaje el conde hizo empedrar el camino al que se le dio el novelesco nombre de "Camino de las Damas".
Según el Diccionario Geográfico de Madoz, publicado en Madrid en 1830, Hernán-Pérez contaba en el siglo XIX con "61 casas de piso bajo y calles sin empedrar, 150 vecinos (entre 600 y 750 habitantes) y 851 almas".
El empedrado, tanto para los caminos como para las calles, puede ser de mármol, de piedras silíceas más o menos voluminosas y labradas o no, de guijo o guijarros, de escombros o cascajo, de ladrillo, como era el empedrado de Venecia, de lava, material de que se sirvieron los romanos para empedrar sus caminos y que se siguió empleando en Nápoles y en Florencia, etc.
París, que por largos siglos mereció dignamente el significativo nombre de Lutecia (ciudad del lodo), vio rebajar el mefitismo de su atmósfera y disminuir el número de fiebres intermitentes cuando en 1184 Felipe Augusto, incomodado en su propio palacio por la fetidez de las calles, mandó empedrarlas todas. Londres se saneó notablemente desde que en 1542 empezó a empedrar sus calles.
Durante la Intervención Francesa, se suscitaron injusticias que cometían las autoridades de Almoloya del Río en contra de sus sujetos, los naturales del pueblo de Atizapán; por mínimas faltas administrativas se aplicaban severas sanciones y trabajos pesados, como empedrar las calles o pagar onerosas multas.
La misma plaza de la localidad fue mandada empedrar por el Ayuntamiento en 1872, de lo que se encargó un arquitecto portugués después de convencer a los miembros del consistorio de que las piedras portuguesas eran mejores que las españolas.
El puego, según él, estaba formado por siete casas agrupadas y una separada a un cuarto de hora, de un solo piso, que formaban una sola calle irregular, llana y sin empedrar.
Pero durante la intervención haitiana, La Vega contó con un gobernante muy progresista llamado Placide Le Brun, quien ordenó empedrar las primeras calles, a las que dio nombre.
En 1828 se registran unas 98 casas de un solo piso por lo regular, exceptuando tres o cuatro las cuales forman tres calles empedrar con una plaza espaciosa.
rase una vez un comerciante tan rico, que habría podido
empedrar toda la calle con monedas de plata, y aún casi un callejón por añadidura; pero se guardó de hacerlo, pues el hombre conocía mejores maneras de invertir su dinero, y cuando daba un ochavo era para recibir un escudo.
Hans Christian Andersen
ORONGUINOS Ni después del 15 de Junio ni antes del 15 de Julio se en- cuentra en Lima, ni para un remedio, á un solo coronjuino Los sirvientes de hotel, los heladeros ambulantes y los peo- nes que la Municipalidad contrata para enlozar y empedrar las calles de la capital, son, con rarísimas excepciones, hijos todos de la que hoy es ciudad y que, hasta 1888, se conoció con el nombre de villa de San Pedro de Corongos, cabeza de la provincia de Pallasca.
Desdeñar por el reflejo en el juego de espejos de la denuncia, los actos ajenos y empedrar el camino con las intenciones propias, es trastocar por vigas, las pajas.