"Al mismo tiempo, la experiencia del período comprendido entre 1848 y 1864 ha probado hasta la evidencia que, por excelente que sea en principio, por útil que se muestre en la práctica, el trabajo cooperativo, limitado estrechamente a los esfuerzos accidentales y particulares de los obreros, no podrá detener jamás el crecimiento en progresión geométrica del monopolio, ni emancipar a las masas, ni aliviar siquiera un poco la carga de sus miserias.
“La gran colección de métodos originales que tengo publicada con el designio de emancipar a mi patria de la tutela extranjera en este ramo del saber, carece tan sólo de un Método de Fagot, instrumento indispensable en toda orquesta bien organizada, en atención al múltiple papel que en ella hace de servir de bajo fundamental a los instrumentos de madera unas veces, de unir los timbres de estos con los de metal otras, de reforzar a los violonchelos en muchos casos, de auxiliar a las voces en algunos, y en fin, de producir efectos extraordinarios que no pueden obtenerse con ningún otro instrumento.
Porque al separar enteramente la Iglesia del Estado; al
emancipar el poder espiritual de la presión degradante del poder temporal, México dio el paso más avanzado que nación alguna ha sabido dar, en el camino de la verdadera civilización y del progreso moral y ennobleció, cuanto es posible en la época actual, a ese mismo clero que sólo después de su traición y cuando Maximiliano quiso envilecerlo, a ejemplo del clero francés, comprendió la importancia moral de la separación que las Leyes de Reforma habían establecido.
Gabino Barreda
En el pensamiento de nuestro Héroe, la guerra de la Revolución no se hacía en América para subdividirla en Estados extraños entre sí, sino para emancipar sus pueblos de todo vasallaje y mantener su reunión sobre bases confederativas.
Le he expuesto vuestra situación, la miseria que sufrís por lo escaso de los salarios de que disfrutáis, y el señor Ministro, con su buen corazón, se ha dolido de vuestros sufrimientos y ha jurado poner a raya a los capitalistas para aliviar vuestra situación; pero se tropieza con la terrible dificultad de que encontrándose levantados en armas muchos bandidos, no es posible poner en práctica la reformas que habrán de
emancipar, al trabajador, del yugo capitalista.
Ricardo Flores Magón
La revolución emplea sin miedo este lenguaje, porque el decreto de emancipar de una vez a Cuba de la ineptitud y corrupción irremediables del gobierno de España, y abrirla franca para todos los hombres al mundo nuevo, es tan terminante como la voluntad de mirar como a cubanos, sin tibio corazón ni amargas memorias, a los españoles que por su pasión de libertad ayuden a conquistarla en Cuba, y a los que con su respeto a la guerra de hoy rescaten la sangre que en la de ayer manó a sus golpes del pecho de sus hijos.
Pero no pudiendo a su vez oponerse el gobierno provisional al uso del derecho que por nuestras leyes tienen y quieren ejercer numerosos poseedores de esclavos, de emancipar a éstos, desde luego; y concurriendo por otra parte, con la conciencia de utilizar por ahora en servicio de la patria común a esos libertos, la necesidad de acudir a conjurar los males que a ellos y al país podrían resultar de la falta de empleo inmediato, urge la adopción de disposiciones provisionales que sirvan de regla a los jefes militares que operan en los diversos distritos de este departamento para resolver los casos que vienen presentándose en la materia.
Estos movimientos se presentaban ahora como un movimiento de la moderna clase oprimida, del proletariado, como formas más o menos desarrolladas de su lucha históricamente necesaria contra la clase dominante, contra la burguesía; como formas de la lucha de clases, pero que se distinguían de todas las luchas de clases anteriores en que la actual clase oprimida, el proletariado, no puede llevar a cabo su emancipación, sin emancipar al mismo tiempo a toda la sociedad de su división en clases, y por tanto, de la lucha de clases.
Pero lo que no cabe es que sea verdad que haya quienes intenten emancipar a los trabajadores presentándose como tutores y procuradores de ellos.
En resumen: el revolucionario moderno pretende emancipar al hombre de todo poder humano y divino, sin figurarse con algunos librepensadores que basta someter lo religioso a lo civil o desarraigar del pueblo la religión para alcanzar la suma posible de libertades.
Ni la caridad, ni el humanitarismo, ni la abnegación, tiene poder bastante para
emancipar la humanidad, como lo tiene el egoísmo consciente.
Práxedis G. Guerrero
VIII Ha dicho con razón un consumado publicista, que en España la administración es esclava de la política. Pues bien; la gran necesidad del día es emancipar a esa esclava.