230 ofrezco para serviros. Leonor: ¡Déjame besar tus plantas, bella deidad, cuyo templo, cuyo culto, cuyas aras, de mi deshecha fortuna son el asilo!
—No —dijo Durcet, revolviendo los excrementos—, no es verdad: una cagalera de indigestión está deshecha, y éste es un mojón muy sano.
Mi soledad y tu recuerdo, ¡oh, qué dulzura!, ¡sentir lejanamente, sentir muy vagamente una caricia lánguida deshecha de ternura que del alma a los ojos sube constantemente!
Celia, a aquesos hombres llama que lleven esta mujer, que no estoy acostumbrada a oír estas liviandades. Celia: (Aparte.) Bien la deshecha mi ama hace de querer tenerla).
En el declive de arenosa rampa, que lentamente el batatal estrecha yergue su torre y su paral la trampa; tiene para atraer miga deshecha; y desde el fondo oscuro del mogote el ojo negro del gandul acecha.
La infelice Rosalía, toda empapada, cubierta con el pañolón mojado que, o bien la ciñe y aprieta, o, agitado por el viento, le azota el rostro y flamea, volando ya desparcidas fuera de él las negras trenzas; falta de aliento, de vida, el alma rota y
deshecha, asida de los sillares se aguanta inmóvil y yerta.
Ángel de Saavedra
Seda amarfilada envuelve aquella escultura en una bata Princesa: ciñe espalda y caderas; flota ampulosa en elegante cola; cae suelta,
deshecha en encajes por delante; ancha cinta tornasolada en verde y rosa desteñidos se enlaza sobre el pecho y desciende cortada en forma de tijereta, como para besar aquellos pies menudos que pisaron siempre firmes la senda de la virtud.
Tomás Carrasquilla
Y quizás alguien exclame, al verte
deshecha en lágrimas: Esta fue la esposa de Héctor, el guerrero que más se señalaba entre los teucros, domadores de caballos, cuando en torno de llión peleaban.
Homero
El huracán de otra parte, y no menos iracundo, brama entre sus rotas velas, cruje en sus mástiles rudos, silba en su jarcia
deshecha, la arrastra con recio impulso, y la vuelca y la levanta, y combátela sañudo.
Ángel de Saavedra
Una tempestad
deshecha había rechazado la nave conductora, de las costas de Maldonado, consiguiendo a duras penas ganar el puerto de Montevideo, de donde siguió viaje a Buenos Aires.
Isidoro de María
Después de haber dormido un sueño muy pesado por las libaciones de la víspera, Max y Fabio se despertaron sobresaltados, y su primer impulso fue llamar a su amigo, cuya habitación estaba al lado de la suya, mediante uno de esos toques burlones que a veces se emplean en los viajes; Octavien no respondió, naturalmente. Fabio y Max, al no recibir respuesta, entraron en la habitación de su compañero y vieron que la cama no había sido deshecha.
¿Es que no conoces mi carácter mejor de lo que tus palabras indican? -Puedes estar segura -dijo mi madre, que perdía terreno, deshecha en lágrimas- que no quiero que se marche nadie.