EL PRIMERO: Pues mira, Genaro, creo que, ya que así me desairas, para olvidar el desaire me vendrá pintiparada… EL SEGUNDO: Una botella, ¿no es eso?
-le interrogó otra que estaba a su lado y había oído el soliloquio-. ¿Acaso Montenegro te hizo el amor y le habrás desairado? -¡Y qué desaire! -respondió-.
¡A cuántas ninfas y cuántas robado la paz había, que iban en pos noche y día de sus adoradas plantas! Mas lo que en ti su desaire en ninfa ninguna pudo, que te adelgazó el agudo dolor trocote en aire.
No os opongáis a lo que no podréis impedir. MARGARITA. Aunque habéis desairado mi ruego, tal vez no le desaire mi esposo. RODRIGO .
Entre la ilusión y el desengaña llegó el caballero a la vejez; y su tercera esposa, sus trece hijas y la muchedumbre de vasallos le pagaban el
desaire.
Tomás Carrasquilla
Higinio se tragó el
desaire y continuó frecuentando la sociedad de sus compadres, pero decidido a hacerles una que les llegase a la pepita del alma.
Ricardo Palma
Pero criatura, ¿usted no sabe que le ha dado un golpe mortal a la pobre Juana? ¿No sabe usted... que ese desaire... la mata? Y volviéndose al crítico con ojos de pasión, y tocándole casi el rostro con el suyo, añadió con misterio: -¿Usted no sabe, no ha comprendido que Juana está enamorada...
Izquieta se consoló del
desaire cantando: ::«Yo sembré un perejilar ::y se me volvió culantro, ::que hay mujeres muy capaces ::de pegarle un palo a un santo».
Ricardo Palma
A Ruiz Alcedo le supo el
desaire a rejalgar con vitriolo; y sin hacer escala en el Palacio de Lima, ocurrió directamente con la queja a Su Majestad don Carlos IV.
Ricardo Palma
Los caminos a que induje muchas veces al arzobispo, atendiendo su decoro y la tranquilidad de la ciudad, eran máximas muy contrarias a las de sus consultores, y no perdieron tiempo en persuadirle que se subordinaba con
desaire de su dignidad y que debía dar a conocer que era arzobispo, desviándose del virrey, que tanto le embarazaba.
Ricardo Palma
La repugnancia de Belgrano en tomar parte en la guerra civil, se templó con la esperanza de contribuir a un advenimiento que cortase este escándalo, que tantos males aparejaba á la causa del orden, y para lo que iba ampliamente autorizado. Cuando se ocupaba de esto, un cambio en la Administración Nacional y un desaire á su persona, retiraron sus benéficos oficios.
-Muy fino tienes el pellejo. -Más que el corazón, que a puro desaire de una que yo sé, se va pusiendo más recio que el cuero de una mochila.