-Sí que era un mozo de chipé -dijo el viejo; y tras dedicar un breve suspiro a la memoria del difunto, continuó: -Pos bien, el de la Jalapa, que era un róa de cuerpo entero y con un corazón más grande que el Martinete, vivía, cuasi como si estuviera jaciéndolo como manda Dios y la Santa Madre Iglesia, con Rosario la Paloma, una gachí de veinte abriles a la que no se la podía mirar dos minutos seguíos sin que se le descompusieran a uno toitos los resortes der corazón, por cuya gachí sentíase el señor Toño, no obstante sus cincuenta y pico y su miajita de panza, capaz de jacer más primores que una monja y más ruío que toito un campanario.
Los sistemas de educación, además de sus posibilidades de formación académica y profesional, deberán dedicar especial atención a...
Nos comprometemos a propiciar y dar apoyo a la estructuración de un orden permanente de paz y cooperación internacionales y a crear las condiciones que permitan la efectiva limitación de armamentos y ponga fin a su adquisición con fines bélicos ofensivos, para dedicar todos los recursos posibles al desarrollo económico y social de cada uno de los países de América Latina.
Pero Cánovas, señores, no era una criatura inocente; yo respeto sinceramente su enorme talento, tal vez el más grande de su siglo en España para cuestiones ideológicas, si hubiera podido dedicar a ellas su vida; mas por encima de ser un gran erudito, y un gran orador, y un gran pensador, fue Cánovas, señores, un gran corruptor; como diríamos ahora, un profesor de corrupción.
Desde que nacimos a la vida independiente luchamos por tener una Constitución a la medida de los ideales de nuestro pueblo; a través de muchos esfuerzos hemos ido perfeccionando nuestras leyes constitucionales y ahora debemos dedicar nuestros mejores esfuerzos a acatar y a salvaguardar nuestra Carta fundamental.
No creemos que sea una vanidad la resolución de dedicar buena porción de nuestras energías — cuyos estrechos límites nos son harto conocidos — a impedir que los españoles futuros se encuentren, como nosotros, con una nación volatilizada.
Como me fue grato declarar públicamente, he cumplido el elevado compromiso de servir al Gobierno que usted dignamente encabeza, hasta los últimos días de mi permanencia como titular de la Secretaría de Gobernación; pero estimo que ha llegado el momento de dedicar todo mi tiempo a las labores pre-electorales y renunciar al desempeño de la muy honrosa comisión que recibí de usted el 1° de diciembre de 1964, lo cual hago formalmente por medio de estas líneas.
En dedicar a Junio Bruto estatua mostraron los romanos su agradecimiento; y dieron a admirar su providencia en poner entre las estatuas de los reyes la de aquél que los desenterró de la ciudad y dejó su nombre reo.
Yo quería dedicar estos pocos y breves minutos para agradecer a todos y a todas, a todos los hombres y mujeres que se movilizaron, que quisieron verlo, que quisieron despedirlo, que rezaron por él, que lloraron por él, que no pudieron llegar tal vez acá porque vivían lejos pero se reunieron en otros lugares, que me entregaron rosarios; los rosarios de él los tengo todos, colgados en mi casa, de Río Gallegos; agradecerles las flores y las cartas; las camisetas de Racing, que él adoraba, hasta también las otras camisetas que me regalaron que eran de otros clubes, pero igual a él el fútbol les gustaba mucho y las banderas también que me entregaron.
La Conferencia debe inspirarles mediante el conocimiento de que, ya sea en cuanto gobiernos, organizaciones no gubernamentales, países y pueblos, estamos decididos a dedicar nuestras mentes, nuestras capacidades y nuestros recursos a la creación de un nuevo mundo libre de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia.
Los obreros de la Shell comprendían que yo no podía tener la culpa de todos y cada uno de los problemas que existen en este país; comprendían que yo no podía tener la culpa de los errores de otros; comprendían que yo soy un hombre y no un Dios (APLAUSOS); que yo no puedo estar en todas partes; que yo no puedo responsabilizarme con todas y cada una de las actividades de los demás, y que como revolucionario, lo que he tratado simplemente —antes, ayer, y trataré siempre— es de cumplir con mi deber, hacer todo lo que esté humanamente al alcance de mis manos; dedicar todas las horas del día...
¡Entonces sí que van a escribir contra nosotros, entonces si que van a llover amenazas contra nosotros, entonces sí que van a venir los cables alarmantes!, y no dudo de que algunos pocos “amiguitos” de la Revolución les van a dedicar cintillos a los cables que vienen de fuera atacando las medidas revolucionarias.