Así se ordenaron a los que ellos habían vencido, a todo Xibalbá. Se elevaron en seguida por aquí, en medio de la luz; subieron de repente a los cielos.
Quien esté iniciado en los misterios del amor hasta el punto en que estamos, después de haber recorrido en un orden conveniente todos los grados de lo bello, llegado al término de la iniciación, descubrirá de repente una maravillosa belleza...
Al terminar de hablar Sócrates llovieron sobre él las alabanzas, pero Aristófanes se disponía a hacer algunas observaciones porque Sócrates en su discurso había hecho una alusión a una cosa que él había dicho, cuando de repente se oyó mucho ruido en la puerta exterior y fuertes golpes redoblados en ella; al mismo tiempo se pudieron distinguir voces jóvenes que debieron haber bebido más de lo conveniente y la de una tocadora de flauta.
Hacia otra parte, entretanto, dos africanas llevaban arrastrando las entrañas de un animal; allá una mulata se alejaba con un ovillo de tripas y resbalando
de repente sobre un charco de sangre, caía a plomo, cubriendo con su cuerpo la codiciada presa.
Esteban Echeverría
He aquí la causa de que no nos sobre tiempo para pensar en la filosofía; y el mayor de nuestros males todavía es cuando nos deja algún ocio y nos ponemos a meditar, interviene de repente en nuestros trabajos, nos perturba y nos impide discernir la verdad.
Al manejar los papeles, al calcular probabilidades de liquidación, establecíase entre los dos una intimidad chancera, que se convertía
de repente, por parte de Anita, en afición inequívoca.
Emilia Pardo Bazán
Asegura el Doctor, hombre eminente, que, sin duda ninguna, el frío insano produjo una neuralgia
de repente, en un nervio que llega hasta la mano, que en todos los mortales es mediano y en Vuestra Majestad es excelente.
Vital Aza
Sabio Pez-Tierra oía lo que decían los jóvenes. Después, al segundo día, llegaron de repente las hormigas, yendo y viniendo en muchedumbre para reunirse debajo del árbol.
Cierto inglés, de vuelta de su saladero vadeaba este pantano a la sazón, paso a paso, en un caballo algo arisco, y sin duda iba tan absorto en sus cálculos que no oyó el tropel de jinetes ni la gritería sino cuando el toro arremetía al pantano. Azoróse
de repente su caballo dando un brinco al sesgo y echó a correr dejando al pobre hombre hundido media vara en el fango.
Esteban Echeverría
He aquí también a los jefes llamados Gavilán, Opresión; he aquí su poder: el hombre moría en camino de lo que se llama muerte súbita, viniéndole la sangre a la boca; entonces él moría, vomitando la sangre; a cada uno el cargo de romper la garganta, el corazón del hombre, para que muriese en camino, haciéndole llegar de repente a la garganta mientras marchaba; tal era el poder de Gavilán, Opresión.
Mas
de repente una voz ruda exclamó: aquí están los huevos, sacando de la barriga del animal y mostrándolos a los espectadores, dos enormes testículos, signo inequívoco de su dignidad de toro.
Esteban Echeverría
—Se ha deducido perfectamente —replicó el prefecto—, de la naturaleza del documento y de la no aparición de ciertos resultados que habrían tenido lugar de repente si pasara a otras manos; es decir, a causa del empleo que se haría de él, en el caso de emplearlo.