Se trata de un edificio de estilo gótico tardío del siglo XIII, construido sobre una cripta más antigua y renovado en estilo barroco en 1743-1746 después de que los suecos la incendiasen durante el sitio de 1645.
La tertulia se forma inicialmente con sus más leales y cercanos amigos debido a tarjetas de invitación enviadas a ellos, y tiene como novedad que se celebra un día de la semana siendo como consenso que sea sólo los sábados. La tertulia se denominó «Sagrada cripta del Pombo».
A un lado del fondo de la cripta había sujeta una serie de minúsculas bisagras que corrían paralelas al lado opuesto de una protuberancia como una barandilla convexa; colocada para que pareciera como si fuera parte de la superficie interior del sarcófago.
Parecía como si hubieran pasado años, si el tiempo lo hubieran estado midiendo en términos de miseria y angustia mental, pero estimó que su estancia había sido de tan sólo unos pocos días. Ha dormido tres veces y le habían dado de comer cinco veces desde su despertar en la cripta.
Se acostaron juntos no sólo esa noche sino también el día siguiente y el otro, cerrando bien las puertas de la cripta de modo que si pasase por allí tanto un familiar como un desconocido, creyeran que la fiel mujer había muerto sobre el cadáver de su esposo.
Cayeron profanados los Altares; enmudeció el salterio; lo que entonces fue púlpito es rostrario; sótano vil la
cripta del Misterio...
Antonio Ros de Olano
Por lo que parecía, llevaba un gorro de lana y lo que era más alarmante: el gorro era de un rojo sanguinolento. La figura se movía lentamente y se detuvo delante de la misma puerta de la cripta sepulcral.
Algunos dicen que quedaban fragmentos de un cajón de cedro que olía fuertemente a dinero oculto y que la cripta de la familia parecía haber sido utilizada para guardar artículos de contrabando, pero todo eso es muy dudoso.
En efecto; en el 36 empezó a resonar, como bajo la bóveda de una
cripta, una tos rápida, enérgica, que llevaba en sí misma el quejido ronco de la protesta.
Leopoldo Alas
Aunque árboles magníficos habían crecido por encima de la cripta, la inaudita conservación del cuerpo del joven tentó al Dr. Leete para tratar de devolverlo a la vida, y para su asombro, sus esfuerzos tuvieron éxito.
Las cabezas heladas por la luna que pintó Zurbarán, el amarillo manteca con el amarillo relámpago del Greco, el relato del padre Sigüenza, la obra íntegra de Goya, el ábside de la iglesia de El Escorial, toda la escultura policromada, la cripta de la casa ducal de Osuna...
Mientras se aproximaban a ella, el hueco de la
cripta resonó con una carcajada infernal, y cada cadáver descompuesto pareció cobrar una vida perversa.
William Harrison Ainsworth