-Le sirve a usted, don Jorge, para que le agradezca más y más el que, por mí, y sólo por mí, haya faltado esta vez a esa buena
costumbre...
Pedro Antonio de Alarcón
APOLODOROS.- Voy a complacerte; pero mejor será que tomemos la cosa desde el principio, como Aristodemos me la contó. Encontré a Sócrates, me dijo, que salía del baño y contra su costumbre llevaba sandalias.
Salíamos y retornábamos mudos, porque yo sabía bien que lo que él pudiera decirme no respondía a su pensamiento, y él estaba seguro de que yo le contestaría cualquier cosa, para evitar mirarlo. Una noche en que nuestro desasosiego había llegado a un límite angustioso, Luis se despidió de mí más tarde que de
costumbre.
Horacio Quiroga
Dile a tu insoportable señorita que son las ocho y tengo hambre. ¡Que no es menester que venga tan peinada y reluciente como de
costumbre!
Pedro Antonio de Alarcón
La nueva desgracia que se ha buscado mi incorregible y muy amado pariente don Jorge de Córdoba, a quien nadie mandaba echar su cuarto a espadas en el jaleo de ayer tarde (pues que está de reemplazo, segun
costumbre, y ya podría haber escarmentado de meterse en libros de caballerías), es cosa que tiene facilísimo remedio, o que lo tuvo, felizmente en el momento oportuno, gracias al heroísmo de esta gallarda señorita, a los caritativos sentimientos de mi señora la generala Barbastro, condesa de Santurce, a la pericia del digno doctor en medicina y cirugía, señor Sánchez, cuya fama érame conocida hace muchos años, y al celo de esta diligente servidora...
Pedro Antonio de Alarcón
uince días después del entierro de doña Teresa Carrillo de Albornoz, a eso de las once de una espléndida mañana del mes de las flores, víspera o antevíspera de San Isidro, nuestro amigo el Capitán Veneno se paseaba muy de prisa por la sala principal de la casa mortuoria, apoyado en dos hermosas y desiguales muletas de ébano y plata, regalo del Marqués de los Tomillares; y, aunque el mimado convaleciente estaba allí solo, y no había nadie ni en el gabinete ni en la alcoba, hablaba de vez en cuando a media voz, con la rabia y el desabrimiento de
costumbre.
Pedro Antonio de Alarcón
Ya vestida y engalanada, pasó a un cuartito contiguo a la alcoba, donde solía guardar baúles, pero que ahora presentaba aspecto bien distinto del de
costumbre.
Emilia Pardo Bazán
Tras diez años de bosque, él sabe muy bien cómo se maneja un machete de monte. Está solamente muy fatigado del trabajo de esa mañana, y descansa un rato como de
costumbre.
Horacio Quiroga
Cuando el señor Cristóbal penetró al día siguiente en el pueblo jinete en su Careto, con las alforjas bien repletas de encargos y abierta la enorme sombrilla de seda roja para resguardarse del sol, variando el itinerario que tenía por costumbre seguir se dirigió hacia la calle donde Cloto vivía.
Dentro de un mes o de un año, ello llegará. Sólo nos inquieta la posibilidad de que Más allá de lo que se ve se estrene bajo otro nombre, como es
costumbre en esta ciudad.
Horacio Quiroga
Apenas llegamos salió a nuestro encuentro el calabocero que tenía la costumbre de hacernos entrar en la prisión, para rogarnos que esperásemos un poco y que no entráramos antes de que fuera a buscarnos, porque, dijo, los Once estaban haciendo quitar los hierros a Sócrates en este momento y anunciándole que ha de morir hoy.
Admirada de que se hubiese pasado tan pronto la noche, encendió su luz y se dirigió hacia la iglesia. A su llegada halló la nave alumbrada no por velas como de
costumbre, sino por una luz extraña y de un resplandor dudoso.
los Hermanos Grimm