contrariedad

contrariedad

1. s. f. Contratiempo o dificultad imprevista que impide o retrasa un propósito si no hubiera sido por aquella contrariedad, lo hubiéramos publicado hoy mismo. accidente, percance, tropiezo
2. Disgusto, pesar hay que soportar las contrariedades de la vida con paciencia. chasco, desazón
3. Carácter de lo que es contrario a otra cosa.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

contrariedad

 
f. Oposición entre dos cosas.
Imprevisto que impide o retarda el logro de un deseo.
Disgusto, desazón.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

contrariedad

(kontɾaɾje'ðad)
sustantivo femenino
1. hecho inesperado que dificulta el logro de algo Llegamos tarde porque tuvimos una contrariedad con el auto.
2. decepción producida por ciertos hechos El aumento de los impuestos causó contrariedad en el pueblo.
3. antagonismo de dos cosas entre sí contrariedad de criterios
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

contrariedad

nombre femenino
3 disgusto desazón decepción
En general, la contrariedad es menos importante que el disgusto, o es su expresión atenuada. Si llueve cuando iba a salir de paseo, siento contrariedad, y no disgusto. La decepción se produce cuando no se cumple algo que esperábamos, y es también más intensa que la contrariedad.
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

contrariedad

opposition

contrariedad

contrarietà, disappunto, disavventura

contrariedad

SF
1. (= obstáculo) → obstacle; (= contratiempo) → setback, trouble; (= pega) → snag, trouble
2. (= disgusto) → vexation, annoyance
producir contrariedad a algnto annoy sb
3. (= oposición) → contrary nature
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
References in classic literature
Y a la hora indicada, exacto como un reloj de los que son exactos, allí estaba Avelino con los estuches. La extranjera, alzándose del sofá, hizo gestos de contrariedad: -¡Cuánto siento la molestia!...
Aquello le asombró muchísimo, porque en el Châtelet no había pasado la ronda, y como siempre volvía un poco animado por el vino, su contrariedad se tradujo en una maldición que hizo estremecer a Eustaquio, que aún no se había acostado, temeroso ya por la audacia de su resolución.
Joseíto hizo un gesto de contrariedad al oír el nombre de Trini, y le repuso a la Trinitaria: -A ésa le tocó en el reparto una chispitilla menos que a usté, que es toíta azúcar de pilón y canela de la fina.
Una violenta contrariedad se pintó en el rostro del viejo minero; pero al ver aquellos ojos llenos de lágrimas, desolados y suplicantes, levantados hacia él, su naciente cólera se trocó en una piedad infinita: ¡era todavía tan débil y pequeño!
El débil estallido del fulminante mantenía aquella ilusión, y aunque ambos notaron al principio con extrañeza el poquísimo humo que echaba aquella pólvora, terminaron por no acordarse de aquel insignificante detalle. Sólo una contrariedad anublaba su alegría.
-Sí; detrás de las tapias de la iglesia... Y el cabecilla arrancó la última chupada y tiró el cigarro, con un gesto de contrariedad y fatalismo.
Y de la diferencia y contrariedad de los dos sujetos, forzosamente se sigue que Tarquino mereció por sus delitos perder el reino que había heredado; y Julio César perpetuar por sus virtudes en sus sucesores el imperio que no tenía.
Al mirarnos, a la luz cruda y azulosa de los focos eléctricos, la primera contrariedad consistía en hallarnos estropeados, con los crueles estigmas de la vida impresos en cuerpo y cara.
Esta contrariedad, reagravada con el fusilamiento que hacían los españoles de aquellos a quienes sorprendían con cartas en clave, traía inquieto y pensativo al emprendedor caudillo.
Que las mudanzas de las cosas temporales no dependen del favor o contrariedad de los demonios, sino de la voluntad del verdadero Dios CAPITULO XXIV.
¿No se ha dado cuenta de que lleva la tapa abierta? --No lo sabía --respondió el caballero, mientras una sombra de contrariedad le cruzaba la cara--.
Permanecía abajo, en la sala, sentado junto a la chimenea apagada, con la cabeza baja, las manos juntas, los ojos fijos. ¡Qué desgracia!, pensaba, ¡qué contrariedad!
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