Un proverbio popularísimo entre ellos acabará de dar a conocer hasta qué punto vivían dentro de sí mismos y en sus elementos naturales, y lo lejos que estaban de pensar en que pudieran contagiarse algún día del carácter moderno.
Así, si fuese a país de cojos, pierna de palo me pondría; y ya que en país de autorcillos y traductores he nacido y vivo, autorcillo y traductor quiero y debo, y no puedo menos de ser, pues ni es justo singularizarme, y que me señalen con el dedo por las calles, ni depende además del libre albedrío de cada uno el no
contagiarse en una epidemia general.
Mariano José de Larra
Había que cambiar de conversación o se marchaba D. Jorge.- «Esos, decía, son males secretos que no tienen gracia, y en cambio entristecen a los demás y pueden contagiarse.
¿Has oído? Hablaba casi en voz alta, y su irritación pareció contagiarse a Severo, que exclamó en el mismo diapasón: -¡Emer! ¡Decí más bien que seguís embobada con tu Enriquito Gancedo, que es un verdadero ganso, un pajuate, un cantimpla!
maricas! –¡Vaya unas teorías, chiquilla! –En esta casa hay que contagiarse. –Pero eso no se lo has oído nunca a tu tío. –No, se me ha ocurrido a mí observando a los hombres.
También un médico, cuando va a operar o cuando va a atender un enfermo, corre el riesgo de contagiarse, y cuando hay una epidemia de cualquier índole, la viruela, el tifus, o la peste, los médicos van corriendo el riesgo de morirse o de enfermarse también.
Juan Carlos Marín Gómez, gerente de la Empresa Social del Estado (ESE) Salud Pereira, señaló que el recién nacido se encuentra en buen estado de salud "porque el virus no atraviesa la placenta, y por eso el bebé es inmune y no tiene posibilidad de contagiarse".
Otra es la enfermedad de Newcastle, misma que puede contraerse de o contagiarse a aves de corral, y generalmente implica malestar general, diarrea y problemas respiratorios.
Sin embargo, para más inri, muchos anunciantes decidieron abandonar Interecomomía de cara a 2014 para no contagiarse de su mala imagen, a los que Julio Ariza propuso facturar su publicidad a través de sociedades libres de deudas.
Frente al temor de perder la vida o contagiarse de una enfermedad, a los donantes se les pagaba por el “servicio” cinco centavos de peso por centímetro cúbico donado.
Los motivos por los que en la década de los 90 se redujo fuertemente su consumo fueron muchos: La aparición del SIDA en los años 80, que entonces era una enfermedad muy dura e incurable y que se transmitía cuando los consumidores compartían las jeringuillas provocó que muchos jóvenes no se atrevieran a probar esta droga. Lo mismo sucedió con el miedo a contagiarse de otras enfermedades como la hepatitis.
Diverworking propone una organización con personas con la actitud necesaria para el éxito gracias a una filosofía de trabajo que ha de impregnar a toda la organización de arriba hacia abajo y ha de contagiarse en todas direcciones.